Hoy analizaremos las movilizaciones que se están produciendo en el Mundo Árabe, que abarca tanto el Norte de África como a Medio Oriente, y que se han denominado la “Primavera Árabe”, aunque enfocándonos principalmente en Libia.
Pero a modo de anticipo, el Viernes analizaremos la relación bilateral entre Argentina y Brasil, específicamente las discordias a partir de las restricciones comerciales que se están observando, y aclarar ciertas cuestiones sobre esta controversia, ya que en algunos medios de comunicación ciertos conceptos tienden a ser confundidos.
Quedará de esta manera para la semana próxima el análisis de la Reunión del G 8 en Deauville, Francia; ya que me parece que la relación Argentina- Brasil es un tema más cercano y que puede generar mayor interés entre la gente.
Adentrándonos en la columna de hoy, hay que mencionar que existen tres aristas que deben ser tenidas en cuenta.
En primer lugar, las movilizaciones que comenzaron allá por el 14 de Enero de este año en Túnez y que significaron la caída del líder Ben Alí….y que luego siguieron por Egipto con la consiguiente caída de Mubarak, pareciera que en Libia se han estancado. Y esto es porque Gaddafi se mantiene en el poder, y la intervención de la comunidad internacional ha sido necesaria para ver si los rebeldes pueden lograr su cometido.
La actualidad marca que la situación continúa siendo tan compleja como antes. Y quiero resaltar una zona en particular, más allá de Marruecos, Yémen o Jordania que es la de Barhéin y Arabia Saudita, ¿Por qué? Porque ambos tienen una mayoría chiíta, recordemos la columna pasada donde las divisiones en marco del Islam fueron explicadas, en lo que se refiere a su población. Pero en el gobierno se encuentran individuos pertenecientes a la minoría sunnita, los cuales no otorgan igualdad en lo que se refiere a las libertades políticas, y el acceso a las viviendas, educación o salud entre ambos grupos. Y un actor que hasta el momento, si bien ha hecho declaraciones y tiene problemas a nivel interno pero se ha mantenido expectante es la República Islámica de Irán, que tiene un gobierno chiíta y ya está ostentando cierto fastidio por esta situación en particular. Si la discusión se traslada a esta zona, el contexto sería aún más complejo que el actual.
En segundo lugar, ¿Qué puede hacer la comunidad internacional?
A través de las prerrogativas que le otorga la Carta de la Organización de Naciones Unidas en sus capítulos 6 y 7, la comunidad se ha manifestado, primero a través de la resolución 1970 del Consejo de Seguridad el día 26 de febrero, la cual impuso sanciones al régimen de Gadafi. Y por otro lado la Unión Europea consagró al Consejo Nacional Provisional de Transición instalado en Bengasi, como su interlocutor privilegiado.
Posteriormente, la resolución 1973 declaró la zona de exclusión aérea, por lo tanto la aviación de Gadafi ya no puede atacar a los rebeldes sin la posibilidad de ser derribada. La decisión de realizar una operación, que se ha denominado Amanecer de la Odisea, fue tomada también en marco del Consejo de Seguridad e impulsada por Francia, Gran Bretaña y EEUU con el apoyo de 5 de los 22 miembros de la Liga Árabe. China, Rusia, Brasil, India y Alemania se abstuvieron de apoyar. ¿Qué significa esto? Que simplemente no vetaron la decisión, pero tienen una posición crítica. Esto ha abierto ciertos recelos, sobretodo entre Francia y Alemania
Primero, porque Francia está amenazando a los germanos de quitarle su apoyo para que en un futuro forme parte de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad; y en segundo lugar hay que observar lo que podría traer aparejado en marco de la Unión Europea.
Sin embargo, pareciera que la posición alemana, que debemos mencionar ha sido similar a la de nuestro país, no fue tan desacertada. Los aliados en un momento no se ponían de acuerdo sobre qué papel debía jugar la OTAN. Por ejemplo USA, Gran Bretaña e Italia señalaban que la OTAN debía liderar y coordinar la ofensiva, mientras que Francia decía que debía adoptar un papel secundario. Miles de civiles, quien en teoría eran el objetivo primordial a proteger, están muriendo, por lo tanto si bien Gaddafi está cercado se mantiene firme en la capital, y esto genera críticas desde el mundo árabe como desde algunos países de Latinoamérica.
Bueno, y en tercer lugar debemos analizar la situación en Libia propiamente dicha.
Primero, ¿Por qué se sublevó primero el este del país?
Libia es un país compuesto de tres grandes regiones, donde la ubicada en el este se denomina Cirenaica y es la más rica en hidrocarburos y la más religiosa del país. La tribu de warfalla, que es la más numerosa de Libia y está asentada en Cirenaica, se alió con el coronel Gadafi, pero hoy se ”considera excluida del aparato del Estado y del reparto de la renta petrolera”. Los protagonistas de las protestas son jóvenes profesionales, empezando por los abogados, y también los islamistas.
¿En qué se parece y se diferencia Libia de Túnez y Egipto?
Libia es un país árabe quien está gobernado por la más férrea dictadura del norte de África, pero es también el menos poblado, con un poco más de 6 millones y medio de habitantes y el único que acoge a inmigrantes. También es el más rico gracias a la exportación de hidrocarburos (exportaba cerca 1,8 millones de barriles al día antes de que estallase el conflicto). Su renta per cápita fue de 10.490 euros en 2009, lo cual marca diferencias económicas con los dos Estados en los cuales se produjeron movilizaciones en primer lugar.
¿Se trata de una guerra civil?
La sublevación se ha convertido en una guerra civil, pero con matices. Es ante todo la guerra de unas fuerzas de élite, compuestas por mercenarios subsaharianos, la Guardia Revolucionaria y unidades especiales al mando de los hijos de Gadafi.
En el otro bando, se encuentran civiles convertidos en milicianos y entremezclados con los restos del Ejército convencional, mal equipado, que se unió a los insurgentes. Gadafi tiene también el apoyo de civiles, empezando por los de su propia tribu, los gadafa.
¿Qué consecuencias tiene para las revoluciones árabes?
Las revoluciones tunecina y egipcia tardaron menos de un mes en derrocar a los respectivos jefes de Estado. La revuelta libia dura casi tres meses y medio y está estancada. Esto puede significar un mazazo psicológico para muchos árabes que esperaban el cambio en un tercer país norteafricano.
¿Qué consecuencias tiene el conflicto libio para Europa y el resto de Occidente?
Los commodities como la Soja siguen en alza, y ya alcanzó los 500 dólares, el oro se cotiza a 1430 dólares por onza y lo más preocupante es que la producción diaria de hidrocarburos de Libia ha caído un 80%, lo cual se tradujo en que el precio del petróleo subiera desde que estalló la sublevación hasta 116 dólares el barril. Y es más, aunque el país volviese a la calma, las exportaciones no podrían reanudarse al nivel anterior, porque algunos terminales han sido dañados o destruidos. A su vez el enfrentamiento conlleva una crisis humanitaria y al menos 300.000 inmigrantes han huido y es probable que muchos subsaharianos lo hagan cuando acabe el conflicto por temor a represalias por haber defendido a Gadafi. Una parte de ellos intentará emigrar clandestinamente a Europa, y aquí se abre una nueva problemática, ya que los Estados Europeos están girando de a poco hacia la derecha. El caso emblemático es el de Marie Le Pen quien lidera el Frente Nacional en Francia, quien de a poco está consolidando un caudal de votos importante y en su plataforma pretende cerrar sus fronteras.
En definitiva, en Libia se podría producir el siguiente escenario: El primero es que Libia se divida en dos, la región petrolera oriental controlada desde Benghazi por los rebeldes por un lado, mientras que Gaddafi resista desde Trípoli en el oeste varios años más. De hecho, Jacob Zuma, actual presidente de Sudáfrica, hoy se ha reunido con Gadafi y ha señalado que el líder no tiene intenciones de irse del país.
La segunda es que se arme a los rebeldes y que mediante bombardeos se logre derribar definitivamente al régimen. Pero, la esta opción ya tiene antecedentes. El más peligroso de ellos fue el entrenamiento de los muyaidines afganos para que lucharon contra la ocupación soviética, que luego derivó en la creación de Al Qaeda. Todas dejaron como resultado desastres humanitarios entre los sectores que se pretendía proteger.
Por caso, en la Cumbre del G 8 donde participan los ocho Estados más industrializados del mundo entre los que se cuenta a EEUU, Rusia, Francia, R.Unido, Alemania, Italia, Japón y Canadá; y donde se debatieron distintas temáticas de la agenda internacional, también enviaron un contundente mensaje al líder libio, al decirle que no tiene futuro en una Libia democrática y libre y debe marcharse. Es más, se le prometió a Túnez 25.000 millones de dólares para los próximos cinco años y a Egipto en 12.000 millones hasta mediados de 2012.
Por último, me parece importante señalar que la intervención en Libia es diferente con la operación internacional contra Saddam Hussein que comenzó en marzo de 2003. Ya que en ese entonces Estados Unidos, junto con Gran Bretaña y España impulsaron una invasión ilegal por tierra, mar y aire, sin una resolución de la ONU que la autorizara. En esta ocasión, como ya mencionamos, el Consejo de Seguridad emitió la resolución 1973 que habilita a la coalición internacional a establecer una zona de exclusión aérea y bombardear objetivos militares de Gaddafi que pudiesen ser peligrosos para la población civil.
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