A continuación analizaremos la situación actual en lo que se refiere a la relación bilateral entre Argentina y Brasil, enfocándonos específicamente en la controversia generada por las Licencias No Automáticas, las cuales han frenado las exportaciones e importaciones entre ambos Estados.
Sin embargo, en primer lugar, me parece válido hacer una breve descripción de la situación.
Una serie de electrodomésticos, autos de lujo, notebooks (que me habías mencionado Carlos el día Martes, luego de la inquietud presentada por una maestra) y otros productos suntuarios pero también los de alto consumo, se acumulan en contenedores en la Aduana, por el cerrojo a la importación. Podemos hallar desde heladeras, cocinas y lavarropas, provenientes no solo de Brasil, sino también de Chile, Polonia, Turquía y China.
Se estima que ya son más de 50.000 los productos frenados en la Aduana por las restricciones aplicadas desde el Gobierno, que argumenta la necesidad de darle respiro a la industria nacional y cuidar el colchón de dólares, en un año en el que se espera una fuga de divisas que ronda los US$ 13.000 millones.
En lo que respecta a la relación entre Argentina y Brasil debemos entender que, nuestro país utilizó un instrumento permitido por la Organización Mundial del Comercio (OMC) que son las denominadas Licencias No Automáticas. Ahora, ¿qué son las Licencias No Automáticas? Son aquellas licencias, en las cuales el Ministerio de Industria de nuestro país, se toma un plazo de 60 días para analizarlas y aprobarlas. Por otro lado, se encuentran las Licencias Automáticas, las que se aprueban en todos los casos, siempre que la información solicitada se presente en forma adecuada y completa y cuya tramitación no puede exceder un plazo de 10 días hábiles. La Argentina tiene 17 tipos de Licencias No Automáticas, entre las que se cuentan productos como juguetes, calzado, artículos del hogar, manufacturas diversas, textiles, productos metalúrgicos y autopartes.
Lo que ocurrió es que, el plazo a las limitaciones a las importaciones de productos brasileros llevadas a cabo por la Presidente Cristina Fernández de Kirchner, y que incluían alimentos, textiles, neumáticos, calzados, herramientas, muebles, equipos de aire acondicionado, tornillos, vidrios, máquinas y equipamientos entre otros, ha excedido ese límite de tiempo. Esto fue interpretado por los brasileros como una barrera comercial a sus productos, por lo que Dilma Roussef adoptó represalias económicas respecto a la necesidad de Licencias No Automáticas para importar automotores argentinos, desde el 12 de Mayo.
Este distanciamiento entre Argentina y Brasil, y el efecto en el comercio bilateral, derivó en la necesidad de consensuar y coordinar los temas de la agenda económica en una serie de reuniones entre los secretarios de Comercio e Industria de ambos países. Esto es mencionado por Luisella Bianconi, una colega mía, quien escribe para el portal de Internet GEIC (Grupo de Estudios Internacionales Contemporáneos), sitio para el cual he colaborado con una serie de artículos. Y si me permitís Carlos, quiero recomendar a los oyentes para que lo visiten en www.geic.com.ar.
Para facilitar el acercamiento, Brasil dejó cruzar algunos de los autos que habían quedado varados en los últimos días, y en la Aduana argentina se dejaron pasar algunos calzados, baterías y neumáticos, tal vez los productos más sensibles para el interés brasilero.
En un comunicado conjunto, tras la reunión en Brasilia el día de ayer, entre el Ministro de Comercio brasilero Pimentel y la Ministro de Industria de la Argentina, Débora Giorgi, Brasil reforzó el pedido para que la Argentina cumpla la meta de analizar las licencias de importación en hasta 60 días. También decidieron que para “darle continuidad” a las conversaciones, equipos de sus ministerios se reunirán a partir de ahora cada 30 días, a fin de hacer un seguimiento de las cuestiones bilaterales y también de las relativas al Mercosur.
El objetivo del gobierno brasilero es asegurar previsibilidad en las exportaciones destinadas a la Argentina. Por su parte, el gobierno argentino requirió celeridad en el análisis de las licencias no automáticas del sector automotriz que rigen en Brasil desde principios de mayo, y en los problemas relativos al acceso al mercado brasilero de bienes y servicios. También se liberarán los productos que se encuentran actualmente en la frontera de ambos países.
Una vez descripta esta situación, nos caben hacer una serie de preguntas.
La primera que se me viene a la cabeza es, ¿por qué la Argentina implementó estas medidas, que luego fueron percibidas por los brasileros como una restricción al comercio?
Probablemente la respuesta no sea una sola. Por una parte, puede ser para equilibrar la balanza comercial, o sea la diferencia entre las exportaciones e importaciones. En el 2010, la Argentina registró un déficit con su principal socio comercial de US$ 3238 millones, según los últimos datos del Indec. Esto fue producto de haber importado bienes por US$ 17.658 millones y haber exportado por US$ 14.420 millones. Según un informe interno de la Federación de Industrias del Estado de San Pablo (Fiesp), la organización empresarial más poderosa de Brasil, “se estima que el saldo favorable para Brasil en 2011 crecerá hasta 7000 millones de dólares”. Y sólo en el primer cuatrimestre ese país ya acumuló un superávit bilateral de US$ 1310 millones.
Hasta ahora, el mayor déficit registrado en la balanza comercial con Brasil fue el de 2008, cuando las importaciones de ese país superaron en US$ 4345 millones a las exportaciones argentinas. Por eso, desde la óptica de Brasil, la Argentina se posiciona como su tercer socio comercial, luego de las economías de Estados Unidos y China.
Así fue que nuestro país utilizó la herramienta de las Licencias No Automáticas. Por ejemplo, mientras en septiembre de 2008 la Argentina tenía sólo 53 LNA que afectaban al 1,2% de las importaciones provenientes de Brasil, hoy el número de licencias asciende a 577, que abarcan el 20,8% de las compras de ese origen.
Quizás lo paradójico haya sido que, más allá de las decisiones gubernamentales adoptadas durante el año, el comercio bilateral entre Argentina y Brasil marcó un récord histórico, tanto para el mes de mayo como para la suma de los primeros cinco meses del año: ya que el mes cerró con un comercio total de U$S 3.214 millones (19% más que el récord marcado en mayo de 2008) y un acumulado en lo que va del año de US$ 14.949 millones (22% más que la marca anterior para el mismo periodo registrada también en 2008).
No parece que sea una medida para proteger la industria como argumenta el gobierno, ya que esa protección debe venir acompañada de una fuerte inversión en la industria. Y la UIA (Unión Industrial Argentina) hace diez días manifestaba a través de su presidente, José Ignacio de Mendiguren, que los promocionados Créditos del Bicentenario impulsados por el Gobierno para favorecer la inversión de largo plazo, eran “claramente insuficientes”.
Esta decisión igualmente acarrea cierta peligrosidad, ya que próximo el período de elecciones presidenciales en Argentina, los posibles efectos en la continuidad del conflicto comercial, abarcan desde las posibilidad de tener un impacto negativo en el nivel de empleo (como consecuencia de la disminución de la producción), un aumento de los precios (por la baja en la oferta de ciertos productos) y la disminución de la inversión extranjera.
Y la Argentina ya presenta las peores perspectivas de inflación a nivel mundial, con una suba de precios proyectada del 25%, según un informe difundido ayer por el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, según sus siglas en inglés).El Instituto, que agrupa a los principales bancos del mundo, relevó en un informe que la Argentina presentaría una inflación del 25,8%, frente al 22,9% de 2010. La inflación de la Argentina se ubicará muy por encima del promedio mundial del 3,9%, y del 8,4% previsto para América latina para este año.
De este último razonamiento se desprende la segunda pregunta, ¿es la Argentina un país proteccionista? ¿Es susceptible de ser llevado ante la OMC para solucionar esta controversia?
Ante la primer pregunta, la Argentina es un país abierto al mundo, de eso no cabe dudas. La balanza comercial así lo indica, por caso la descripta antes con Brasil, es un claro ejemplo de esto. Pero según el Global Trade Alert (GTA), la Argentina lidera el ranking de países proteccionistas con 121 medidas vigentes y la Federación Rusa ocupa el segundo con 119. Lo cual es un indicador a tener en cuenta en el futuro.
En cuanto a la segunda, debemos afirmar que el Mercosur ha creado a partir de la Cumbre de Olivos en el 2004, el Tribunal Permanente de Revisión del Mercosur. Pero una controversia de este tipo seguramente sería solucionada en marco del sistema de solución de controversias de la OMC, el cual posee un procedimiento bien descripto.
Pero no hay que ser alarmistas. El mismo sistema insta a las partes a que alcancen una solución de manera conjunta, tal cual se ha observado hasta el momento. Por lo que no se prevé que suceda en el corto o mediano plazo. De hecho, el año pasado la Argentina llegó a un acuerdo con la Unión Europea, luego de que nuestro país denunciara a la organización por el no ingreso de Organismos Genéticamente Modificados en el continente. Y esta controversia se había iniciado en el 2003.
Para ir terminando, para la Argentina, Brasil también es importante, ya que hacia allí se destina el 21% de las exportaciones totales, el 42% de las industriales y se concentra el 31% de nuestras compras en el exterior. Ocupa ya el cuarto lugar en importancia entre todos los inversores externos detrás de Estados Unidos, España y Holanda. Y el arribo de sus turistas, que se duplicó el año pasado, es vivido como un boom en hoteles, restaurantes, comercios y transporte. En 2010 vinieron de visita al país 863.492 brasileros, el doble que el año anterior. Brasil es la octava economía del mundo, está en camino de ser la séptima y superar a Italia próximamente, por lo que es primordial tomar una decisión estratégica y evitar futuros roces en la relación bilateral.
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