miércoles, 29 de junio de 2011

Contexto doméstico y regional de Venezuela

En el día de hoy analizaremos brevemente la situación doméstica y regional de Venezuela, teniendo en cuenta las distintas versiones en torno a la ausencia de Hugo Chávez en su país. Luego de confirmar que estaba internado en un hospital de La Habana (Cuba), las imágenes mostradas en el día de hoy en distintos páginas de Internet nos permiten afirmar que se encuentra en buen estado. Aunque igualmente, no hay que descartar las versiones que indican que tiene una enfermedad que está complicando su salud, tras haber sido operado por un absceso pélvico el 10 de Junio pasado.

En un artículo de Antonio María Delgado en El Nuevo Herald, se citan fuentes que aseguran que Chávez “(…) se encuentra en un estado crítico; no grave, pero sí crítico, complicado.” En la misma nota se menciona el hecho de la supuesta salida de Venezuela de la hija de Chávez, Rosinés, conjuntamente con su madre, Marisabel Rodríguez, con rumbo a Cuba, en un avión de la Fuerza Aérea, lo cual genera aún más sospechas.

            Leandro Uría, periodista de La Nación, comentaba que “(…) el humorista venezolano Laureano Márquez suele decir, a modo de broma, que sus compatriotas se tranquilizan cuando ven a Hugo Chávez durante horas por TV. Es que, si no está en la pantalla, el mandatario “podría estar gobernando”, lo que, en opinión de Márquez, sí asusta a los venezolanos.” Pero la realidad nos muestra que su  “liderazgo es imprescindible tanto para el Gobierno, donde no existe un relevo visible, y para la oposición, la cual se encuentra fragmentada y con un discurso muy enfocado en el mandatario”, según afirma el portal Observador Global. La oposición no tiene ningún plan alternativo, propuestas, o un nuevo proyecto para el país, y debe presentar una alternativa político-económica. Es más, se ha visto envuelta en un caso de financiación a su campaña para el año que viene con los EEUU, según un cable de Wikileaks. Este tiempo debe servirle para acomodar sus propuestas y desarrollar un discurso pro económico, social y político y no anti- Chávez.

            Este tiene un estilo de liderazgo personalista, por lo cual si no está presente no existe un vocero que fije la agenda. Según Ángel Álvarez, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela (UCV) “(…) la enfermedad de Chávez demostró que no existe una generación de relevo que pueda llenar el vacío que un día puede dejar este presidente con una personalidad arrolladora, un carisma indiscutible, una fuerte conexión con el pueblo y una notable influencia regional.”

            Mientras no estuvo se agravó la crisis eléctrica, estalló un sangriento enfrentamiento en la cárcel “El Rodeo” y Estados Unidos amenazó al país con nuevas sanciones.

            Pero este contexto interno en el cual se observa que, más allá de cierta erosión producto de los años gobernando no tendría mayores problemas de triunfar en las elecciones del año que viene, aparece un contexto regional no tan claro.

            La influencia de Chávez en la región ya no es tal. Quedan en el recuerdo de los latinoamericanos los días en que la región se había acostumbrado a la injerencia de Chávez en la política interna de distintos países, sobre todo en época de elecciones, y, todavía más, sus frecuentes amenazas de desatar un conflicto bélico con Colombia. Es más, fue prácticamente echado por el presidente electo de Perú Ollanta Humala, quien le pidió, durante la campaña, que no interfiriese con el proceso electoral y se mostró mucho más cerca del ex presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva.

            De acuerdo a un sondeo de Latinobarómetro realizado el año pasado, 20 mil latinoamericanos de 18 países y de distintos estratos sociales calificaron la imagen de Chávez con un bajo 3,9, en una escala de uno a diez. Se trata del segundo líder americano entre los peor calificados. El primero, mirando la tabla desde abajo es Fidel Castro, justamente el principal aliado y mentor de Chávez. En 2005, tenía una nota de cinco puntos, lo que marca que su imagen ha ido empeorando a medida que pasan los años. Las cuatro peores notas de 0 a 10 son la de Fidel Castro, que logró 3,8 puntos; la de Chávez, que logró 3,9; la de Daniel Ortega, 4,3, y la de Evo Morales, 4,7.

            Y cuando se pregunta sobre cuál es el país líder en la región, Brasil, al igual que en años anteriores, se posiciona sobre el resto con un 19%, seguido de EEUU y Venezuela,  ambos con un 9%. Pero esto es un aumento  respecto del año 2009 para Brasil, quien aumenta de 18%  a 19%, EEUU se ha mantenido y Venezuela disminuído de 11% a 9%.

            Hay cuatro países donde Venezuela  tiene una alta percepción de influencia: Uruguay, Ecuador, República Dominicana y Nicaragua. En el otro extremo encontramos cinco países donde  la percepción de influencia  es baja;  Perú, México, Colombia, Costa Rica y Brasil. Los analista de Latinobarómetro se preguntan -Qué  duda  cabe  que  hay  cierta  correlación  ideológica en esta apreciación ya que no es casualidad que sean  justamente  los países donde hay gobiernos de  izquierda  en donde se percibe mas influencia de Venezuela y de los cinco países donde se percibe baja  influencia, cuatro  tengan gobiernos de derecha-.

            Otro punto a tener en cuenta es que durante la audiencia del Lunes, en la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos los congresistas demócratas y republicanos pidieron a la Administración Obama tomar medidas más agresivas contra el gobierno de Hugo Chávez en Venezuela, según informó Eva Golinger. Connie Mack, republicano de Florida, calificó al gobierno venezolano “terrorista” y dijo que “es hora de actuar para contener la peligrosa influencia de Hugo Chávez y sus relaciones con Irán”.

            Entre las sanciones impuestas se cuentan la prohibición de celebrar contratos con el gobierno de EEUU, el uso de la importación y el Banco de Exportación de los Estados Unidos. Aparte se ha clasificado a Venezuela como un país que “no coopera suficientemente con la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico”.Esto ha tenido un impacto en las relaciones diplomáticas entre Caracas y Washington.

            En conclusión hay que observar en los próximos meses tres cuestiones. En primer lugar, cuándo regresa Chávez a Venezuela y en qué estado de salud; en segundo lugar, la situación doméstica con la cuál se encontrará; y por último cómo frenará la erosión de su influencia en la región.

viernes, 24 de junio de 2011

Análisis del reclamo de soberanía sobre las islas Malvinas

Para el día de hoy he preparado un pequeño análisis de la política exterior de nuestro país entre el 2003 y la actualidad –ya que se marca una continuidad entre la presidencia de Néstor Kirchner y Cristina Fernández-, en un tema específico: la renovación del reclamo de soberanía sobre las islas Malvinas en la reunión sobre Descolonización que se realizó el día Martes en la Organización de Naciones Unidas (ONU), más precisamente en su sede central de Nueva York, Estados Unidos.

            Y la realidad nos marca que un país como el nuestro, que forma parte del G-20 -por lo tanto está considerado como un país emergente-, con las FFAA desguarnecidas producto de la falta de inversión a lo largo de los años y por su posición geopolítica, no tiene otra opción que el reclamo diplomático. Recordemos que estamos hablando de un Reino Unido miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, miembro de la OTAN, como así también de la Unión Europea y el G-8. Siendo el principal socio político en el mundo de los EEUU.

            “Mientras las islas Falklands quieran ser territorio soberano británico deben seguir siendo territorio soberano británico. Punto. Final de la historia”, expuso recientemente el Primer Ministro británico David Cameron ante el Parlamento londinense. La respuesta de la Presidente Cristina Kirchner fue que: “Es un gesto de mediocridad y casi de estupidez la palabra punto final para la historia de nuestras islas Malvinas. Los argentinos nunca creímos en los puntos finales, ni en los derechos humanos y mucho menos en los derechos soberanos de nuestras islas Malvinas”.

El intercambio discursivo entre el Primer Ministro británico y nuestra Presidente se debe tomar como tal, como un intercambio discursivo y punto. Son dos mandatarios defendiendo sus intereses particulares. Néstor Kirchner en su discurso de asunción como Presidente de la Nación, el 25 de Mayo de 2003, ya lo tenía claro cuando mencionaba que en el orden internacional, la Argentina reconoce en el multilateralismo y en la efectiva vigencia del derecho internacional la única posibilidad de construir un orden más justo, racional y solidario.

Pero como Ana Gerschenson menciona, la política doméstica se está colando tanto en reclamo como en la respuesta ante el reclamo, en un claro ejemplo de política interméstica. Cameron sintió que debía dar una réplica contundente en el Parlamento, luego de la advertencia pública que unos días antes había hecho el Almirante John 'Sandy' Woodward, quien fue el Jefe de la Fuerza Naval durante el conflicto por Malvinas en 1982. Este había escrito en el diario Daily Mail que como resultado de la política de defensa del gobierno inglés, hoy el Reino Unido “no podría hacer nada para defender las islas” de un eventual (y fantasioso) ataque argentino.

Además, el voto estadounidense en apoyo al reclamo de soberanía argentina en el marco de la última declaración de la Organización de Estados Americanos (OEA) ha llevado cierta preocupación a los ingleses. El documento establecía que Londres debía sentarse a negociar “cuanto antes” con la Argentina. Aunque hay una cuestión importante a remarcar, y que de alguna manera nos hace recordar que la geopolítica sigue tan vigente como siempre. El hallazgo de un pozo petrolero este año, y la exploración que varios consorcios están realizando en aguas malvinenses, sin el consentimiento argentino, han endurecido cualquier posibilidad de diálogo con Buenos Aires. Como Gerschenson nos dice: “Si la existencia de hidrocarburos es comercialmente viable, las islas tendrán un valor aún más estratégico para el gobierno inglés.”

La pregunta es, ¿qué sucederá si luego de la fase exploratoria en la que se encuentra hoy, los kelpers avanzan en la explotación de recursos naturales reclamados por la Argentina?

El gobierno argentino ha venido reiterando en todos los foros –OEA y Naciones Unidas- su inclaudicable reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, en consonancia con los gobiernos anteriores. El reclamo por la soberanía de las islas Malvinas es histórico y todos los gobiernos democráticos lo han tenido en su agenda de negociación. Sin embargo, debemos remarcar que las previsiones y acciones diplomáticas acerca de la aplicación de la Constitución Europea a esta zona deberían haberse realizado con anterioridad y no cuando el conflicto estallara en los medios de comunicación. 

La Presidente, al igual que Néstor Kirchner, se declaró “malvinera” por su condición de patagónica adoptiva y la cercanía física que tuvo el matrimonio al conflicto en los años de la guerra. Y en un año electoral, afirmar que el Primer Ministro inglés es arrogante tiene su rédito político.

En conclusión, en este tema específico la Argentina viene manteniendo cierta continuidad, demostrando una política exterior activa. En lo demás es claramente reactiva, por las características que enuncié a un comienzo. Por lo que citando al conocido analista en Relaciones Internacionales, Juan Gabriel Toklatián, se piensa que “(…) una buena política exterior incrementa el poder, la riqueza y la autonomía del país: Argentina lleva décadas destruyendo poder, devastando riqueza y dilapidando autonomía”, y el actual gobierno no ha demostrado signos que vayan en un sentido contrario.  

miércoles, 22 de junio de 2011

Situación crítica del régimen de Bashar El Asad

En el día de hoy, y si se quiere en continuidad con la temática, vamos a analizar lo que se ha denominado la “Primavera Árabe”, pero el caso específico de Siria.

Una breve descripción del contexto nos indica que hacia el 15 de Marzo comenzaron los primeros incidentes en Siria, concretamente en Deraa, una ciudad de 75 mil habitantes cercana a la frontera de Jordania. Allí varios adolescentes fueron encarcelados por pintar el lema de la revolución popular, “La gente quiere la caída del régimen”, en una de las paredes del colegio. Los pobladores protestaron pidiendo por su liberación, recibiendo como respuesta por parte de las fuerzas de seguridad disparos. Por lo que murieron y fueron heridas varias personas.

Las movilizaciones se comenzaron a extender a lo largo del país con la premisa de mayor libertad, fin a la corrupción, y el derrocamiento del presidente Bashar el Asad. Hasta el momento las consecuencias han sido 1300 víctimas entre hombres, mujeres y niños; y 10 mil detenidos o más, según datos de organizaciones humanitarias. El régimen ha respondido con tanques, artillería y francotiradores a movilizaciones pacíficas y personas desarmadas, según han confesado militares desertores.

La figura de Bashar el Asad suscita dudas. Según el diario español El País, no está del todo claro si ha llegado a asumir realmente el poder que heredó. Recordemos que llega a ser Presidente por la muerte de su hermano mayor Basil, en un accidente automovilístico. Y porque su hermano menor, Maher, fue descartado por su carácter violento e inestable. Justamente a este último es a quien se responsabiliza por la sangrienta represión que el régimen sirio está llevando a cabo desde el inicio de la revuelta. Ha logrado frenar la rebelión en Jisr al Shugur, localidad al noroeste del país, en la que por primera vez unidades del Ejército desertaron para luchar contra el régimen.

La  comunidad internacional ha condenado la represión del régimen sirio. Maher el Asad, encabeza la lista de 13 personalidades del régimen que la Unión Europea sancionó a principios de Mayo por su responsabilidad en la “violencia contra los manifestantes” en el país. Las sanciones les vetan la entrada en territorio comunitario y autorizan la confiscación de los bienes que tengan en Europa. El 23 de Mayo la Unión Europea incluyó al presidente sirio y a otras 10 personalidades de su régimen en la lista negra de sancionados por la sangrienta represión. Pero los Veintisiete siguen sin ponerse de acuerdo en pedir a Asad que abandone el poder, como ha hecho con el libio Muamar el Gadafi.

En marco del Consejo de Seguridad, Francia y Reino Unido han presentado un borrador de resolución de condena. Pero Rusia (con poder de veto), China, Sudáfrica, Brasil e India expresaron dudas sobre la resolución, por temor a que constituyera un primer paso hacia una intervención militar internacional similar a la de Libia.

EEUU ha impuesto sanciones contra el régimen, a través del Departamento del Tesoro. Este ha bloqueado las cuentas o propiedades en EEUU de seis personas incluidas en una lista de sancionados – en la cual se incluye a El Asad- y se prohíbe a ciudadanos estadounidenses realizar transacciones económicas con ellos.

Es llamativo el vacío informativo. La única información procedente del país es la que ofrece el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos y las ONG's que trabajan en la zona. Las redes sociales han jugado un rol importante en las revoluciones árabes, hasta tal punto que muchos medios se han hecho eco de los acontecimientos y las revueltas por medio de imágenes y testimonios tomados a través de YouTube, Twitter y Facebook.

La pregunta que los analistas se realizan es: ¿Por qué la comunidad internacional no interviene en Siria como lo hizo en Libia?

En primer lugar, la intervención en Libia se está prolongando demasiado –como ya mencionamos hace una semana atrás-  y los países implicados no pueden comprometerse en otra operación de rescate hasta cerrar ese frente. Además, Estados Unidos en la actualidad se encuentra complicado por el repliegue en Irak y la continuidad de los combates en Afganistán.

Por otra parte, Siria aún cuenta con apoyo en la escena internacional. Si bien es un país opuesto al imperialismo estadounidense y defensor de los palestinos frente a Israel –recordemos que desde el 2002 forma parte del Eje del Mal con Irak, Corea del Norte e Irán- tanto Rusia como China son muy reacios a la caída del régimen.
Pero Javier Valenzuela, un periodista español, señala una realidad que ejemplifica el concepto de pragmatismo en la arena internacional. Ya que paradójicamente a Israel le conviene la Siria de los Asad, debido a que discursivamente se han manifestado en contra del Estado sionista, “(…) pero a la hora de la verdad no han cruzado un disparo con él en los últimos lustros”.

En tercer lugar, existe en Occidente el temor de que la caída del régimen de esta familia alauí provoque el caos, dada la complejidad étnica y religiosa del país, y ello en la vecindad de Israel, Turquía e Irak. La complejidad étnica viene dada por el hecho de que los Asad son alauíes, que es una facción perteneciente a los chiítas, los cuales representan al 13 % de la población. Por ello se explica el apoyo iraní a este Estado. El 74 % de la población es sunita, por lo tanto se generan tensiones.

El discurso que ha brindado ayer Bashar el Assad aspiraba a calmar los ánimos, pero consiguió lo contrario: sus palabras provocaron decenas de manifestaciones espontáneas. Proclamó que lucharía contra la corrupción endémica en Siria y acto seguido ha añadido, con una risa nerviosa: “Eso es más fácil decirlo que hacerlo”. La risa ha sonado extraña, viniendo del primo y amigo de  Rami Makhlouf, magnate sirio que personifica la corrupción en estado puro.

Y si bien ha anunciado un “diálogo nacional” en el que participarían cien personas para valorar posibles cambios que condujeran, tal vez, a unas elecciones pluralistas o a una prensa menos censurada, ha manifestado que: “No habrá reformas en medio del sabotaje y el caos”.

Su afirmación de que gran parte del problema es “psicológico”, con el problema de los refugiados en Turquía, y con al menos otros 10 mil, según el Gobierno de Ankara, esperando cruzar la frontera en los próximos días habla claramente de un dirigente desconectado de la realidad. Lamentablemente quienes seguirán pagando las consecuencias serán los civiles sirios quienes no observan una salida a corto plazo de este conflicto.

martes, 14 de junio de 2011

Un análisis retrospectivo...

Para la columna de hoy he decidido hacer algo distinto a los análisis que vengo realizando semanalmente, claro que esto será retomado el día Viernes. Pero para hoy he preferido hacer una reflexión, partiendo de algo que escribí allá por Marzo del 2003, en marco de la Invasión de EEUU a Irak. Decía entonces que:

 “Imagina que no hay países, no es difícil hacerlo, nada por qué matar o morir. Y tampoco ninguna religión. Imagina toda la gente viviendo la vida en paz. Puedes decir que soy un soñador. Pero no soy el único. John Lennon”

Estado de un país que no sostiene la guerra con ningún otro. Tranquilidad. Reconciliación. Así define el diccionario la palabra paz, pero no es aquí donde quiero hacer un paréntesis. Podemos decir que nuestro país desde el 82´ no ha habido guerra con ningún Estado. Pero también cabe decir que prácticamente hace siglo y medio no vivimos en paz, ya que nunca hubo confianza en un sistema.

Esto se debe a la naturaleza de un Estado con aires de líder, que aplicó un imperialismo sobre el mundo entero, EEUU. Esta neocolonización ha sido sistemáticamente aceptada por Occidente, tomando como ejemplo la Argentina, que vendió a los Yankees su cuerpo (comunicaciones, yacimientos petroleros, etc.) y ahora quieren arrancarle su alma (el sentimiento nacionalista o patria soberana).

Entonces abramos los ojos y entendamos que la guerra no pasa lejos, sino que se encuentra más cerca que nunca. Se encuentra en el sentimiento de estar vencido que tiene el pueblo, en la falta  de identidad y de amor por una tierra que nos pertenece. Es una lucha interna que debemos ganar para ser y sentirnos fuertes ante tanta mentira e injusticia que nos rodea para salir adelante. Una vez que lo logremos seremos capaces de llamarnos argentinos.

Pero en realidad no estamos aquí para repudiar actos propios o locales, sino la presencia del imperialismo en el mundo que, por tanta sed de poder cultural, político y económico, va a terminar ahogado. Estamos aquí para repudiar las consecuencias de ese imperialismo, que es una guerra, un enfrentamiento tan absurdo como sangriento, tan inútil como injusto.

Puedes decir que soy un soñador, pero no soy el único, nos dice Lennon en Imagina. Hoy aquí decimos presente en contra de la guerra y del imperialismo tirano que nos conduce hacia una esclavitud cultural y económica.

Hoy quizás seamos una pequeña gota de un Océano que pretende hundir los deseos de un sistema opresor. Hoy somos fuertes y al estar aquí podemos vencer la guerra eterna para ir por más.”

Si bien es un discurso que se podría catalogar como idealista, lo cual se lo atribuyo a mi edad, desliza dos cuestiones que quiere rescatar.

En primer lugar, se anticipa la crisis de EEUU, hoy económica pero que involucra otros sectores. Pero a no equivocarse, no es una profecía ni nada por el estilo. En aquellos años, hasta un simple estudiante de secundario comenzaba a observar lo que  algunos analistas manifiestan en la actualidad: la unipolaridad de EEUU, entendida como la supremacía que ejercía tanto en el ámbito económico, político, social y militar, se estaba erosionando.

 Han aparecido otros actores que ejercen cierto equilibrio en el sistema internacional. Por caso la consolidación de la Unión Europea, y ya más acá los países emergentes encabezados por los BRIC´s (conformado por Brasil, Rusia, India, China y recientemente Sudáfrica), los cuales se estima que hacia el 2050 tendrán más del 40% de la población mundial y un PIB combinado de 134 mil billones de dólares. Lo que quiero decir es que le discuten, por lo menos en el aspecto económico-político, sus decisiones y acciones. Ejemplo de ello es que el actual mandatario de EEUU, Barack Obama, no se ha involucrado demasiado en el conflicto libio y ha querido que sea la OTAN la cual se encargue del mismo. Lógicamente no quiere quedar expuesto a un nuevo conflicto de larga duración que se está tornando impopular, a un año de las elecciones.

Producto de las responsabilidades dicen algunos, fruto de su ambición dicen otros,  parece que este fenómeno se acentuara en nuestros días. Pero de ninguna manera EEUU dejará de ejercer este rol, por lo menos no en el corto y mediano plazo. Ya que en el aspecto militar la unipolaridad sigue vigente, continúa siendo la principal economía del mundo y su influencia política es importante. 

 El error en aquella reflexión, es caer con tanto peso en un Estado que a partir del 9 de Noviembre de 1989 al derrumbarse el Muro de Berlín, debió asumir el rol de liderazgo en el sistema. Tampoco hay que excusarlo, ya que es un país que tiene una serie de intereses particulares y nacionales, y se comporta en pos de alcanzarlos. Pero si su influencia se dejó sentir por estos pagos, fue porque se les permitió. Recordemos sino la Argentina de los 90´, la cual se encolumnó detrás del Consenso de Washington y que en definitiva derivó en la crisis económica del año 2001. Y aquí se encuentra la segunda cuestión que quiero tocar.

En nuestro país existen una serie de “Tendencias Profundas”, como ha planteado Juan Manuel Puig allá por 1975, y una de ellas es la oposición a EEUU. La explica en base a la aceptación de la influencia europea en lugar de la norteamericana (y que es coherente, por haber enmarcado el proyecto de país en base a los postulados europeos) y el constante enfrentamiento en marco del panamericanismo. Esta oposición se ha trasladado a lo largo de los años, y a ello atribuyo mi crítica. Hoy reconozco que es un tanto injusta y falta de examen, por lo que he venido desarrollando antes. No hay que deslindar de responsabilidades a los actores domésticos, y por qué no da cada uno de nosotros que en conjunto construimos este país. Quizás deberíamos adoptar una posición más pragmática, y no por ello me refiero a la automática alineación –como fue durante la gestión de Carlos Menem y que se denominó “relaciones carnales”-. Sino mas bien pendular, como es el caso de Brasil.

En conclusión, exhorto a cada uno a reflexionar sobre estos dos temas, como una vez lo hice, hace ya más de ocho años. Probablemente se encuentren con que su pensamiento va variando fruto de sus experiencias y conocimientos, y lo que en algún momento afirmaban con certeza hoy genera dudas.

miércoles, 8 de junio de 2011

Para descifrar el mundo nuevo, texto de Carlos Pérez Llana en Clarín



           Una buena política exterior requiere, entre otras cosas, la actualización permanente de la cartografía política global y regional. Ese insumo es básico. Por esa razón, los países que razonan estratégicamente consagran sus mejores recursos humanos a esa tarea que permite armonizar necesidades internas y posibilidades externas.

          Una mirada realista, es decir no ideológica, convoca a identificar los peligros y las oportunidades observables en dos espacios: el vinculado a la desarticulación geopolítica mundial y el que se está reestructurando en la región.

             La crisis económica global modificó la agenda internacional. En el 2008 el futuro se adelantó: Asia y los llamados países emergentes ejercen el protagonismo por peso propio y por el default occidental. Ahora bien, esa mutación de la estructura de poder no generó, al menos todavía, una nueva gobernabilidad. Un ejemplo: para elegir al Director del FMI probablemente Europa logre imponer su candidato, con el interesado apoyo norteamericano a cambio del voto europeo para consagrar en el 2012 al Presidente del Banco Mundial. En esa pulseada lo viejo compite con lo nuevo: hoy Europa es el cliente más importante del Fondo que financia el salvataje de los países euromediterráneos. Simultáneamente los emergentes, particularmente los BRICS, entre otras razones no logran imponer un candidato porque entre ellos existen celos . ¿Acaso China impulsaría a un indio en el FMI cuando no sostiene las ambiciones de Nueva Delhi de ingresar al Consejo de Seguridad? En síntesis, en el mundo hay más desorden que orden.

             El G-20 escasamente aporta a la gobernabilidad, es un G-Cero-según Nouriel Roubini- y el G-8, que acaba de reunirse en Francia, agrupa a países endeudados. Sólo Canadá y Rusia pueden desentenderse de los acreedores. 
En lo que hace al “vecindario”, Argentina debe tomar nota de algunas novedades. La más importante está asociada al Brasil.

          La “paciencia estratégica” de Lula para con Argentina no parece inspirar al gobierno de Dilma Rousseff. La nueva administración debe lidiar con una moneda sobrevaluada, defender el empleo y estar atenta a los mensajes de la burguesía industrial paulista, que alerta acerca de los peligros que supone la industria china que invade con sus productos el mercado brasileño.

            Por razones de empleo, Brasil no puede tolerar la primarización de su aparato productivo. Junto a esta nueva circunstancia también asoma la pérdida de competitividad argentina. El final estaba cantado, la crisis comercial explotó en el sector automotor y muchos se interrogan legítimamente acerca de la capacidad argentina de equilibrar las asimetrías que día a día nos distancian de un Brasil que juega en las grandes ligas: discute en el seno de los BRICS y tercia en la “interna del FMI”. Nuestro vecino, más seguro y asertivo, no parece dispuesto a conciliar intereses en beneficio de una alianza que para algunos sectores habría dejado de ser estratégica. Sólo en un escenario de reajuste de metas y objetivos, que Argentina en algún momento deberá plantear, el Mercosur volverá a ser percibido en Brasilia como un activo multiplicador de poder en el mundo globalizado.

             Otra novedad insoslayable refiere a la creación, en el pasado mes de abril, del Acuerdo del Pacífico, un área de “integración profunda” que incluye a Perú, Chile, Colombia, México y Panamá, como país “observador”.
El nuevo esquema de integración amerita varias lecturas.

           La primera refiere a los modelos económicos . Chile, Perú y Colombia son las economías más abiertas de la región, que han firmado una gran cantidad de Acuerdos de Libre Comercio, entre sí y con el mundo. Por esa razón una de las prioridades del Acuerdo consiste en la homologación interna de esta red de tratados y cuando Panamá también los suscriba se convertirá en miembro pleno. Otro dato destacado es el retorno de México, en su momento marginado desde Sudamérica . De esta forma, países que no se sienten contenidos en el Mercosur, que privilegian los vínculos con los mercados asiáticos y que se desviven por captar inversiones, decidieron encarar una nueva fórmula de integración cuyo primer capítulo es el compromiso de integrar las Bolsas de Santiago, Lima y Bogotá, generando la segunda capitalización bursátil de la región Concluyendo, si ignoramos el significado de estas nuevas realidades probablemente se consolidarán el aislamiento y la devaluación estratégica internacional de nuestro país.

martes, 7 de junio de 2011

Elecciones en Perú: el triunfo de Ollanta Humala

           En el día de hoy, en nuestra columna sobre Asuntos Internacionales, analizaremos las elecciones en Perú. Nos centraremos específicamente en el ballotage que el día de ayer, Lunes 6 de Junio, confirmó a Ollanta Humala  por el Partido Nacionalista Peruano y  en marco del acuerdo electoral Gana Perú, como triunfador.

            Como vienen siendo las últimas tres elecciones en Perú, ninguno de los candidatos obtuvo el 50 % más uno de los votos válidamente emitidos el día 10 de Abril de este año en la primera vuelta, por lo que los dos candidatos más votados –Ollanta Humala por Gana Perú, el cual es un acuerdo electoral que incluye a los partidos de izquierda entre los que se cuentan el Partido Comunista, Socialista, Socialista Revolucionario, el Movimiento Político Voz Socialista así como con un sector importante de Lima para Todos- se enfrentó a Keiko Fujimori, hija del ex Presidente Alberto Fujimori– quien iba por Fuerza 2011, un partido de tendencia derechista, conformado por fujimoristas- el Domingo 5 de Junio.

            El resultado final arrojó un 51.37% para Ollanta Humala frente a un 48.63 % para Keiko Fujimori. Sin embargo, el flamante Presidente electo tendrá un panorama por lo menos complejo, en el Congreso o Poder Legislativo. Es importante señalar que en Perú este poder se basa en una única cámara –no en dos, como nuestro país- la cual está integrada por 130 personas. Allí, Gana Perú ha logrado 47 escaños, frente a los 37 de Fuerza 2011, los 21 de Perú Posible del ex Presidente Alejandro Toledo y los 12 de Alianza por el Gran Cambio que impulsaba a Pedro Pablo Kuczynski. El partido que gobierna actualmente, APRA, a través del Presidente Alan García, logró apenas 4 escaños…Esto quiere decir que no tiene mayoría en el Poder Legislativo, por lo cual tendrá que hacer alianzas de manera constante para impulsar las reformas que prevé su plataforma. A priori, el apoyo que le brindó Toledo durante la campaña para el ballotage,  le daría cierto aire, pero hay que ver si este se mantiene una vez que se observe el perfil político que asuma Humala.

            Gustavo Gorriti, periodista de El País español, basó su análisis sobre las elecciones en una frase de un politólogo de Harvard, Steve Levitsky, quien resumió el sentimiento de los peruanos del día Domingo: “Sobre Ollanta Humala hay dudas; sobre Keiko Fujimori hay pruebas”. Esto surge en virtud de que, si Humala despierta algo, ese algo son dudas. Y una prueba de esto, es cómo han reaccionado los mercados. La Bolsa de Lima cayó un 12% el día de ayer y el Banco UBS suizo bajó la calificación  de Perú para hacer inversiones, manifestando que bajaron las perspectivas en su economía.

Marcelo Taborda, de La Voz del Interior, marca una realidad la cual la mayoría de los analistas comparten: la caída de la bolsa de Lima potencia las presiones sobre Humala para que dé a conocer la composición de su equipo de gobierno, en especial develar quién será su ministro de Economía y el titular del Banco Central.

            Ahora bien, ¿cuáles son las certezas en torno a Keiko las cuales menciona Gorriti? Keiko Fujimori aseguraba cierta estabilidad en el plan económico actual de Perú –basado en el libre mercado y la promoción de la inversión privada local y extranjera-, el cual ha tenido como estandarte fundamental los 7 puntos de promedio de crecimiento del país en los últimos 5 años. Seguramente la Bolsa o los bancos no hubiesen reaccionado como lo hicieron ante la elección de Humala.  Pero también existían dudas alrededor de ella. El hecho de que hubiese sido la primera mujer Presidente, la más joven –ya que tiene 36 años- sumado a la falta de credenciales democráticos, y un padre, Alberto Fujimori, que cumple una condena de 25 años de prisión por abusos a los derechos humanos y cuyo gobierno estuvo rodeado de hechos de corrupción –sino recordemos el nombre de Vladimiro Montesinos y su Vladivideos- conformaban una serie de elementos a tener en cuenta.

A su vez, la mayoría de los peruanos temía que liberara a su padre y, con ello, que el ex mandatario gobierne bajo la sombra, al mejor estilo “Cámpora al Gobierno, Perón al poder”. Representantes del partido de Fujimori han dicho que igualmente buscarán la libertad del ex mandatario con mecanismos legales. Por otro lado, respetados intelectuales se habían sumado a una campaña para evitar que Keiko Fujimori ganase los comicios, encabezados por Mario Vargas Llosa, quien perdió la presidencia de Perú hace dos décadas en una elección frente a Alberto Fujimori; y que abandonó el diario El Comercio por considerarlo “una máquina de propaganda a favor de Fujimori”.

¿Cuáles son las dudas en torno a Humala? Si bien ha moderado su discurso radical de izquierda durante la campaña y suavizó sus propuestas para atraer votantes de centro y calmar a los inversionistas, como señala Marcos Aquino de la Agencia Reuters; se teme una gestión con estilo autoritario y de rumbo incierto en lo económico, ya que se lo considera populista y nacionalista.

 Humala prometió “un gobierno de concertación nacional” y si bien muchos peruanos creen que distribuiría mejor la riqueza en su país, todavía no puede sacarse de encima la sombra que le significó el apoyo de Hugo Chávez durante la campaña del año 2006. Esto, a la postre, le significó perder una elección que estaba prácticamente ganada. Fernando Rospigliosi, analista político peruano, opina que: “No tengo dudas de que Ollanta Humala es autoritario, antidemocrático, violador de los derechos humanos y estatista. Se ha disfrazado para aparentar algo que no es”. En definitiva, ha demostrado ser pragmático ante las circunstancias, y los resultados están a la vista.

En mi opinión, si alguien salió mal parado de esta elección es Alan García. Trató de que llegase al poder aquel candidato que él sintiera menos peligroso por las posibles investigaciones en casos de corrupción. Lo logró en el caso de Toledo, pero no en el caso de Humala…

Hay que ver qué Perú recibe el flamante Presidente. Si uno se deja guiar por los números pareciera un país en franco ascenso. Con una población de 28.220.764 habitantes según el Censo de 2007, y con una expectativa de crecimiento del PBI del 6,5%. El empleo urbano el año pasado aumentó un 4,2%, mientras que el empleo rural creció un 6,1%, aunque principalmente en el norte del país, con una inflación anual del 3%. El Índice de Desarrollo Humano es alto, con una puntuación de 0,723 en 2010 que lo ubica en el puesto 63, sin embargo un 30% de su población aún vive por debajo del umbral de pobreza, lo que provoca un alto índice de desigualdad.

En el año 2008, las exportaciones de este país crecieron un 11,2%, comercializándose más de 5 mil productos diferentes, alcanzándose el monto de 31,236 millones de dólares. Se estima que el 62.1% de las exportaciones corresponden al sector minero.

Pero, hay más de 230 conflictos sociales activos o latentes en Perú, la mayoría en áreas rurales pobres que han quedado marginadas del crecimiento económico que disfruta el país desde hace diez años. Perú redujo fuertemente su pobreza, ya que en el 2001 los pobres conformaban el 54,8% de la sociedad y hoy  representan un 31,3% de la sociedad. El 40,4% de los hogares rurales carece de energía eléctrica y el 56% de ellos no cuenta con agua potable.

La seguridad personal es una preocupación generalizada. El 41% de los hogares peruanos fue víctima de algún delito el año pasado. Por esto, tres de cada cuatro personas en las ciudades se sienten inseguras.

Y un dato alarmante es que aunque el 61% de los peruanos se pronuncia en apoyo a la democracia, hay un 33% que se declara insatisfecho con ella, porque cree que es incapaz de corregir las desigualdades.

En lo que se refiere a nuestro país, la presidente Cristina Kirchner felicitó vía telefónica al mandatario electo, quien prometió visitar en breve a la Argentina. Humala recordó “la gran relación” que mantuvo con el ex mandatario Néstor Kirchner, de quien reconoció y destacó “su acción política” frente a la Secretaría de la UNASUR que ejerció hasta su muerte el año pasado.

Kirchner había recibido en Marzo de 2006 a Humala, durante la campaña presidencial que encaró el dirigente peruano en aquel año, en cuyas elecciones finalmente fue superado por el actual mandatario, Alan García. Se espera que con la futura asunción de Humala el vínculo bilateral se profundice debido a la sintonía ideológica entre Cristina Kirchner y el reciente ganador de los comicios peruanos.

Por último, hay que ver el rumbo que finalmente toma el gobierno de Ollanta Humala. Se debate entre dos modelos predominantes en la región: la izquierda de Ecuador y Venezuela que dijo haber abandonado y que tantos dolores de cabeza le trajo en el 2006, o la izquierda de Brasil y Uruguay, más pragmática y que prometió seguir. Por lo pronto el día de hoy Rafael Correa y Hugo Chávez se reunieron para darle su apoyo a Humala…

lunes, 6 de junio de 2011

Una reflexión del año 2003...

Lógicamente algunos pensamientos se han profundizado y otros variado, pero lo importante es manifestar la opinión de cada uno.

“Influencia del grupo de presión pro israelí en la política exterior de EEUU respecto a la creación del Estado Palestino entre los años 2001 y 2010”

Texto publicado en www.geic.com.ar (GEIC, Grupo de Estudios Internacionales Contemporáneos), el año pasado.

Resúmen

A partir de 1945 se constituyó en Norteamérica la comunidad judía más grande, rica y política del mundo, ya que gran cantidad de refugiados judíos de naciones árabes se dirigieron allí. Existía cierto sentimiento de culpa en los americanos por las consecuencias de su inacción durante la Segunda Guerra Mundial en lo que respecta a los judíos. Esta es una de las causas que puede explicar el apoyo constante de EEUU a Israel.

El grupo de presión pro israelí comenzó a consolidarse en el país norteamericano, donde mediante diferentes mecanismos ha influenciado las decisiones del gobierno estadounidense. En este artículo se considera analizar la influencia del grupo de presión pro israelí en la política exterior de EEUU en lo que hace a la creación del Estado Palestino, durante los dos períodos presidenciables de George W. Bush, teniendo en cuenta los postulados de la Teoría Liberal de Política Internacional de Andrew Moravcsik. Así pues, se hará referencia a un actor doméstico frente a una problemática externa, esbozando brevemente la relación con la actual Administración de Barack Obama en términos generales.

“Influencia del grupo de presión pro israelí en la política exterior de EEUU respecto a la creación del Estado Palestino entre los años 2000 y 2008”

Introducción

El 14 de mayo de 1948 se constituyó el Estado de Israel en Medio Oriente, a partir de la partición  de Palestina. Esto se considera un triunfo del sionismo, el cual hacia la década de 1950 se instituyó en EEUU a través de la American Israel Public Affairs Committee (Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos-Israel, cuya sigla es AIPAC). A partir de allí su preponderancia fue creciendo hasta constituirse en uno de los grupos de presión más importantes del país norteamericano.

En los años 40´, la creación del Estado de Israel coincidió con el inicio de la guerra árabe israelí y la Guerra Fría.  En este contexto, la relación entre los EEUU e Israel se intensificó, como lo menciona Pérez Llana en “El Regreso de la Historia”:

“(…) los EEUU  y la Unión Soviética   absorbieron en esta región Estados clientes dotados de mayor o menor autonomía respecto de Washington y Moscú. En líneas generales las monarquías se alinearon con Occidente y los regímenes nacionalistas árabes, autodefinidos socialistas, a pesar de su dimensión no – alineada, optaron por la URSS ya que su enemigo era Israel, el aliado americano” (Pérez Llana 1998: 315).

Por consiguiente, a partir de la caída del Muro de Berlín el 9 de Noviembre de 1989 -  lo que derivó en la posterior eclosión de la URSS en 1991-,  los regímenes que se denominaban panarabistas resultaron afectados, ya que eran apoyados por el gobierno soviético. Entre ellos se pueden enumerar Siria, Libia, Yemén del Sur, Irak y la OLP (Organización para la Liberación Palestina); por esta razón debieron redefinir su estrategia de inserción en el sistema internacional (Pérez Llana 1998: 316).

Luego de la Guerra del Golfo la OLP, quien había apoyado a Saddam Hussein durante el conflicto, perdió el apoyo de las petromonarquías. En consecuencia,

 “(…) a mediados de 1991 estaban dadas las condiciones para instalar la cuestión del Oriente Medio en una nueva agenda que tenía los mismos protagonistas, sólo que las cartas se habían redistribuido en función de la recomposición de las relaciones de poder  a escala global y regional”  (Pérez Llana 1998: 317).

Los EEUU  desarrollaron una política exterior marcadamente unilateral, puesto que era la única superpotencia. En vistas de ello el país norteamericano promovió hacia el año 1993 los Acuerdos de Oslo – cuyo antecedente había sido la Conferencia de Madrid en 1991-. El objetivo perseguido por el gobierno demócrata de aquellos tiempos era alcanzar la paz y seguridad en Medio Oriente. Este tendía a la utilización del soft power, la cooperación y las negociaciones multilaterales en marco de las organizaciones gubernamentales internacionales.

 En esta Cumbre, Bill Clinton (Presidente de los EEUU), Isaac Rabin (Primer Ministro de Israel) y Yasser Arafat (reconocido como el líder de los palestinos a través de la OLP) llegaron a una serie de acuerdos. Los más importantes fueron el reconocimiento mutuo de Israel y Palestina, y la autonomía de Cisjordania y la Franja de Gaza para los palestinos. Sin embargo la situación no ha variado desde aquellos años, más allá de que existieron otras conferencias o procesos de negociación.

No obstante, a partir de la Conferencia de Annapolis en el año 2007 se trató de trazar nuevamente una Hoja de Ruta para la creación definitiva de un Estado Palestino. En esta Conferencia George W. Bush Hijo (Presidente de EEUU), Ehud Olmert (Primer Ministro de Israel) y Mahmud Abbas (representante de la Autoridad Palestina) se reunieron a tal fin. Se desarrolló en el marco de la política norteamericana pos 11 de Septiembre de lucha contra el terrorismo, por lo tanto  los enemigos y el contexto habían variado como también el acercamiento en términos de hard power. La reunión contaba con los auspicios de China, Rusia, la ONU, la Unión Europea y la Liga Árabe. En un comunicado conjunto establecieron “(…) la necesidad de una solución basada en dos Estados, uno palestino y otro israelí, y la continuidad de un diálogo” (Brieger 2010: 130).

Entonces partiendo de la definición de grupo de presión y teniendo en consideración los antecedentes enumerados anteriormente para la creación del Estado Palestino, se considera analizar la influencia del grupo de presión pro israelí en la política exterior de EEUU en lo que hace a la creación del Estado Palestino, durante los dos períodos presidenciables de George W. Bush.

Grupo de presión pro israelí en los EEUU

Al analizar la influencia del grupo de presión pro israelí en la política exterior de EEUU respecto a la creación del Estado Palestino durante los dos períodos presidenciables de George W. Bush, se hace referencia a un actor doméstico frente a una problemática externa. Por lo tanto se considera pertinente tomar algunos postulados de la Teoría Liberal de Política Internacional de Andrew Moravcsik, en virtud de que permitirá arribar a una serie de respuestas al problema de investigación planteado. 

Sin embargo, es adecuado en primer lugar considerar al grupo de presión pro israelí en si mismo. Por grupo de presión se entiende:

“La actividad  del conjunto de individuos  que unidos por motivaciones  comunes tratan de influir, a través del uso o de la amenaza del uso de sanciones en las decisiones que toma el poder político, ya sea a fin de cambiar  la distribución  prevaleciente de bienes, servicios, cargas y oportunidades, ya sea a fin de conservarla ante las amenazas de intervención de otros grupos o del poder político mismo.”  (Bobbio et al. 1982: 728).

Esta definición se aparta del concepto de lobbying y grupo de interés, ya que el primero hace referencia “(…) al proceso por medio del cual los representantes del grupo de interés, actuando como intermediarios  ponen en conocimiento  de los legisladores o los decision makers los deseos del grupo” (Bobbio et al. 1982: 728); mientras que el segundo no solo presenta los intereses de manera genérica sino que lo reduce a una cuestión económica,  dejando de lado otros intereses no económicos. A su vez el grupo de presión israelí es una organización formal, que como su mismo concepto menciona, presiona para obtener beneficios.

 De esta manera, recurre tanto a sanciones negativas (sanciones) como positivas (premios) para influir en las decisiones adoptadas. Ejemplo de la primera sería el caso de la “Operación Escudo Protector”,  como menciona Ignacio García Valdecasas haciendo referencia a un encuentro con Mearsheimer, quien escribió conjuntamente con Stephen Walt, “The Israel Lobby and U.S. Foreing Policy”:

“Según me confesó Mearsheimer, uno de los motivos fundamentales por los que aceptaron este reto fue el recuerdo de la humillación pública infligida en 2002 por Sharon y el lobby israelí al presidente Bush. En efecto, en abril de 2002 las fuerzas de defensa israelíes (FDI) lanzaron en Cisjordania la operación militar “Escudo protector”. Bush pidió la retirada inmediata del ejército israelí. El lobby se puso de inmediato en movimiento presionando sucesivamente a Powell y al mismo Bush hasta que éste último cambió de rumbo y dejó de exigir la retirada israelí de Cisjordania. La Casa Blanca escenificó el cambio al declarar que “Sharon es un hombre de paz” (García – Valdecasas 2007).

Las sanciones positivas se plasman generalmente sobre el apoyo de la base electoral que posee el grupo de presión pro israelí en los EEUU, señalado por Bobbio como una de “las funciones que les permiten desempeñar una función importante en el proceso político de las sociedades” (Bobbio et al. 1982: 730). Ya que si bien los judíos representan solo el 1. 73% de la población norteamericana, estos tienen el apoyo de los denominados “cristianos evangélicos”. Siguiendo a García Valdecasas estos engloban un amplio espectro  de iglesias protestantes: luteranos, metodistas, baptistas, adventistas, etc., constituyendo el 25% de la población de EEUU. “(…) El dato es más importante aún cuando se agrega que un tercio de ellos pertenece  a algún grupo radical sionista cristiano” (García – Valdecasas 2007).

La relación entre estos dos grupos proviene de la creencia adventista de que la segunda venida de Jesucristo está próxima y tendrá lugar en un Israel poblado de judíos, para lo cual es central la conformación del Gran Israel, relacionándose directamente con el problema de estudio de la investigación.

La principal característica, y lo cual diferencia al grupo de presión pro israelí de otros, es su “(…) habilidad sin par y su extrema eficacia” (García – Valdecasas 2007) para lograr los objetivos que se plantea. La fuente de su poder se puede enumerar en dos estrategias. Primero, "(…) este ejerce una influencia significativa en Washington, presionando tanto al Congreso como al Ejecutivo, para apoyar Israel bajo la línea" (Mearsheimer et al. 2006: 16). Y segundo, “(…) el lobby se esfuerza para asegurar que el discurso público sobre Israel lo retrata de manera positiva, repitiendo mitos sobre Israel y su fundación y dando publicidad de Israel en los debates políticos del día” (Mearsheimer et al. 2006: 16).

La influencia en el Ejecutivo, más allá de la base electoral que se mencionó antes, se ejerce a través del dinero que desde el grupo de presión pro israelí se otorga a los partidos políticos. Tanto es así que:

 “(…) el Washington Post una vez estimó que el  presupuesto de los candidatos a Presidente del partido demócrata dependen en un 60% del aporte judío, aparte la mayor concentración de votantes judíos se encuentran concentrados en Estados claves como California, Florida, Illinois, New York y Pennsylvania” (Edsall et al. 2006: 18).

También manipulan los medios de comunicación,  los think tanks y las academias (o campos universitarios). Sin embargo más allá de que el grupo de presión pro israelí se esfuerza por desarrollar una percepción pública de Israel y Medio Oriente “(…) no desea que se abra un debate que envuelva a Israel, porque ese debate abierto puede causar que los Americanos se cuestionen sobre el nivel de apoyo que se les provee” (Mearsheimer et al. 2006: 20). Sin embargo el arma más poderosa con la cual cuentan es la carga de antisemitismo, como afirman Mearsheimer y Walt: “Cualquiera que critique las acciones de Israel o la influencia significativa del grupo de presión pro israelí en la política de EEUU en Medio Oriente tiene una gran chance de ser etiquetado como antisemita” (Mearsheimer et al. 2006: 24).

Teoría Liberal de Política Internacional de Andrew Moravcsik y Relación del grupo de presión pro israelí con la Administración de George W. Bush (Hijo)

Adentrándose aún más en la temática a analizar en el artículo:

  “(…) durante el otoño del 2001 y sobretodo durante la primavera del 2002, la Administración Bush  trató de reducir el sentimiento antiamericano en el mundo árabe y minar el soporte a los grupos terroristas como Al Qaeda buscando detener la política expansionista de Israel en los territorios ocupados y abogando por la creación del Estado Palestino” (Mearsheimer et al. 2006: 26).

Pero el grupo de presión pro israelí se movilizó, y los EEUU debieron desestimar esta estrategia. Puede inferirse que  el grupo de presión pro israelí influyó en la decisión de George W. Bush en lo que se refiere a la creación del Estado Palestino, pero esto será analizado de manera más acabada a través de la ya mencionada Teoría Liberal de Política Internacional de Andrew Moravcsik.

La misma afirma que la relación Estado-sociedad es un factor fundamental que configura la acción externa de los Estados. En particular, valores, intereses e instituciones influyen en la conducta estatal configurando sus preferencias. La teoría liberal de Moravcsik sostiene que las preferencias son analíticamente previas a las capacidades y la información, mientras que el realismo estructural analiza la configuración de capacidades y el institucionalismo analiza la configuración de la información (Moravcsik 1997: 515). Entonces las preferencias de los miembros del grupo de presión pro israelí, conformadas por sus valores e intereses, se pueden manifestar en la conducta de EEUU en el sistema internacional. Por consiguiente, se parte de la premisa de que la relación Estado- sociedad existente entre EEUU y el grupo de presión pro israelí configura la acción externa del primero en lo que se refiere a Medio Oriente.

La teoría liberal que desarrolla el autor es construida a partir de tres supuestos, demostrando la existencia de cierta coherencia teórica, metodológica y empírica. El primero sostiene que los actores centrales en la política internacional son los individuos y los grupos privados, por lo cual los resultados son siempre agregados de intereses en conflicto y cooperación estructurados a partir de demandas societales concretas. Estos individuos y grupos son vistos como actores racionales que buscan maximizar su bienestar. En el caso analizado hacemos referencia a un grupo privado como es el grupo de presión pro israelí, el cual a través de distintos mecanismos (ya sea medios de comunicación, think tanks o academias) expresa sus demandas buscando maximizar sus beneficios.

En el caso analizado, sus demandas son que se concrete el Estado de Gran Israel en detrimento de los palestinos. Así es que mantienen sus pretensiones sobre la Franja de Gaza y Cisjordania, manteniendo su estrategia basada en conversaciones de arraste (plantean el inicio de un proceso de paz a largo plazo con una serie de objetivos los cuales no se plasman, para de esa manera iniciar nuevamente otro proceso y de esta manera sucesivamente).

 Por lo tanto se puede afirmar que el grupo de presión sigue la línea del Likud, un partido de extrema derecha en Israel.  Lo cual denota que la negociación en torno a la creación de un Estado Palestino será compleja. Al momento de la partición de Palestina los judíos fueron beneficiados: “Los judíos, que poseían apenas el 6 por ciento de las tierras y ni siquiera eran un 30 por ciento de la población, recibían más del 50 por ciento del territorio” (Brieger 2010: 39). Sin embargo algunas agrupaciones manifestaban su descontento, cuando la situación no les era favorable como para hacerlo. Solicitaban los territorios actuales de Jordania y que llegan hasta el Tigris y el Éufrates en Irak. En nuestros días esta idea de Erezt Israel es mantenida por algunos grupos poderosos de Israel, los cuales transmiten estos intereses al grupo de presión pro israelí en EEUU. Más aún luego de la Guerra de los Seis Días en 1967, donde estas agrupaciones del ala derecha hicieron de la Franja de Gaza y Cisjordania dos objetivos de interés nacional.

Un antecedente de ello fue la Hoja de Ruta establecida en el año 2003, la cual se trató de retomar en el año 2007 con la Conferencia de Annapolis, y que una vez finalizado el mandato del Presidente Bush no había logrado avances sustanciales. Manifestaba por aquellos tiempos George W. Bush. "El 'status quo' no es aceptable. Para que exista una paz duradera, el presidente Abbas y el primer ministro Olmert deben ponerse de acuerdo y tomar decisiones difíciles. (...) Creo que ello llegará y que se firmará un tratado de paz antes de que abandone mis funciones". (Slutzy, 2008) Si bien en algunos momentos buscaba erigirse como mediador en el conflicto la influencia del grupo de presión pro israelí se manifestaba en otra declaración del mandatario:

 “El gobierno de Bush varias veces hizo discursos en favor de un estado palestino, en especial tras los atentados contra EE.UU. en 2001. Entonces, el canciller Collin Powell fue quien se expresó en ese sentido, en lo que algunos analistas interpretaron como gestos hacia el mundo árabe en la antesala de la invasión a Irak. En estos más de 6 años la Casa Blanca propició tratativas de paz y un estado para los palestinos, pero su mensaje fue contradictorio. Bush a la vez, sobre todo en su campaña por la reelección de 2004, alentó a Israel a que siguieran las colonizaciones de familias judías en tierras palestinas. Esa fue la primera vez que lo hacía un presidente de EE.UU. Esas declaraciones parecían ir en contra de un proceso de paz y de la creación de un Estado palestino.” (Slutzy, 2008)

 El segundo supuesto afirma que los Estados (u otras instituciones políticas) representan un subconjunto de la sociedad nacional en este caso el grupo de presión pro israelí, sobre la base de los funcionarios del Estado cuyos intereses definen las preferencias y se actúa intencionalmente en la política mundial. Entre los funcionarios afines a la Administración Bush que mantienen relación con el grupo de presión pro israelí, se pueden enumerar a Elliot Abrams (Asesor Adjunto de Seguridad Nacional de la Estrategia Global de la Democracia), John Bolton (Representante Permanente de EEUU ante la ONU), Douglas Feith (Subsecretario de Defensa), Irve Lewis “Scooter” Libby (Asistente del Vicepresidente para Asuntos de Seguridad Nacional), Richard Perle (Asesor de Defensa), Paul Wolfowitz (Subsecretario del Ministerio de Defensa de EEUU y Presidente del Banco Mundial) y David Wurmser (Consejero de Oriente Medio de Vicepresidente de EEUU) (Mearsheimer et al. 2006: 20).

Se infiere por la posición y relación de estos individuos con el gobierno y  el grupo de presión, que el grado de participación e influencia en lo que se refiere a la política exterior, era significativa durante el período analizado. Moravcsik argumenta este punto manifestando que “(…) en la concepción liberal de la política nacional, el Estado no es un actor al estilo realista (unitario y racional) sino que es una institución constantemente sujeta a la captura y recaptura, construcción y reconstrucción por coaliciones de actores sociales” (Moravcsik 1997: 518).

Lo dicho anteriormente queda reflejado en el discurso  contradictorio de George W. Bush, el cual ante demandas de política interna realizadas por el grupo de presión manifiesta cambios en su política exterior. En este caso en particular, en Medio Oriente.

Por último, el tercer supuesto afirma que las preferencias estatales son interdependientes con las preferencias de otros Estados. Esto significa que si bien la configuración de las preferencias es esencialmente un proceso doméstico, la interdependencia entre ellas influye de manera significativa en la acción estatal.

En otras palabras, si bien las demandas son realizadas por el grupo de presión pro israelí en marco de la política interna de EEUU, estas reflejan las demandas de un Estado, en este caso Israel. Allí es donde Mearsheimer y Walt exponen su argumento de que las políticas promovidas por los componentes más poderosos del grupo de presión (que recordemos están emparentados con el ala derecha del espectro político de Israel, como es el Likud) son perjudiciales, no sólo para los EEUU sino que también para Israel. (Walt 2009)

Esto origina dos preguntas: por un lado, por qué Israel que durante la gestión de Bush estuvo gobernado por Kadima tenía pretensiones similares al Likud. Y por el otro, por qué son las pretensiones del grupo las cuales determinan el perjuicio de la acción externa de EEUU.

En cuanto a la primera, hay que señalar que Sharon creó el Kadima, siendo una escisión del Likud, en el año 2005. Estaba cansado de responder al ala derecha del partido, la cual cuestionaba constantemente su alineación con los partidos moderados y de izquierda (Saba González 2010: 1). Por lo tanto, si bien diferían en algunos objetivos, en lo que se refiere a la Franja de Gaza y Cisjordania (o hasta la región en general, si se toma como antecedente la guerra con el Líbano) su accionar ha sido similar. El antecedente más claro es la “Operación Plomo Fundido” contra la Franja de Gaza a fines del año 2009, buscando derrotar a Hamás.

En lo que se hace a las pretensiones del grupo de presión, este como actor debería imponer una estrategia pragmática. Algunos cambios se están observando en la actualidad con la agrupación J Street, pero durante la gestión republicana la AIPAC  impuso su punto de vista. Se abrogó el derecho de manifestarse en nombre de los judíos de EEUU, cuando en realidad representa a un grupo minoritario. La clave radica en que ése grupo minoritario posee gran poder para movilizar al grupo de presión pro israelí a través de las sanciones negativas como controlando a través de los medios de comunicación, think tanks y las academias.

En el siguiente apartado se propone presentar el surgimiento y definición del sionismo, que en definitiva es la génesis de lo difundido por el grupo de presión pro israelí desde EEUU. De esta manera, se podrá describir cómo ha sido el proceso mediante el cual el movimiento político, una vez creado el Estado Israelí, fomenta su relación con el país norteamericano. Así se establece, según Soledad Segoviano, una “relación singular” (Segoviano 2007: 31) entre ambos Estados, de la mano del grupo de presión. Por añadidura, corresponde mencionar que no se puede comprender la situación actual de la creación del Estado Palestino sin observar el surgimiento del Estado Israelí el 14 de Mayo de 1948.

Definición y origen del sionismo

Siguiendo a Yakob Rabkin, los términos “sionismo” y “sionismo político” fueron acuñados por Nathan Birnbaum (1864-1973), un nacionalista judío secular, quien fue Secretario General de la Organización Sionista. Sin embargo, a comienzos del siglo XX abandona decepcionado estas creencias, regresando al judaísmo ortodoxo (Rabkin 2008: 19).

El sionismo como movimiento, surge en Europa Central a fines del siglo XIX, entre un grupo de judíos que rompen con la lealtad hacia la Torá. Considerando al movimiento “(…) una invención de intelectuales o de asimilados, el << partido de la inteligencia>>, que dio la espalda a los rabinos y aspira a la modernidad y que busca desesperadamente un remedio a su malestar” (Bernavi 2008: 24). Profundizando aún más, Gabriel Albiac dice:

“El sionismo es una ideología política nacida en el medio judío laico —preferentemente socialista— europeo a finales del siglo XIX bajo el impacto de la oleada antisemita cristalizada en el «asunto Dreyfuss», su ciclo se cierra definitivamente con la realización de su programa básico mediante la constitución de un Estado judío en Palestina.” (Albiac 2006)

Entonces, es un grupo de individuos que busca crear un movimiento político con el fin de crear un Estado Judío. El sionismo persigue cuatro objetivos centrales. En primer lugar, transformar la identidad transnacional judía centrada en la Torá en una identidad nacional a semejanza de otras naciones europeas. En segundo lugar, desarrollar una nueva lengua vernácula, es decir una lengua nacional, fundada en el hebreo bíblico y rabínico. En tercer lugar, desplazar a los judíos de sus países de origen hacia Palestina; y en cuarto lugar establecer un control político y  económico sobre Palestina (Rabkin 2008: 20).

Theodore Herlz es considerado el padre del movimiento sionista. Este manifiesta en su libro titulado Der Judenstaat: Versuch einer modernen Lösung der Judenfrage («El Estado judío: ensayo de una solución moderna de la cuestión judía»), el cual fue publicado en Febrero de 1896, la solución al «problema judío» a través de la creación de un Estado judío independiente y soberano para todos los judíos del mundo. A su vez esto debía ser un asunto de política internacional (Herlz 2009). En los ambientes judíos liberales y asimilacionistas de Europa Central y occidental el texto no fue bien recibido como tampoco en  las sinagogas, ya que se percibió como contrario a las enseñanzas religiosas. Sin embargo, sus ideas fueron bien recibidas por las masas judías (Herlz 2009).

Fue la “Declaración Balfour”, del 2 de Noviembre de 1917, emitida por el Ministro de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña lo que otorgó mayor legitimidad al reclamo sionista. La misma establece:

“Estimado Lord Rothschild:
«El Gobierno de Su Majestad contempla favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y hará uso de sus mejores esfuerzos para facilitar la realización de este objetivo, quedando bien entendido que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina ni los derechos y el estatuto político de que gocen los judíos en cualquier otro país.»
                   Sinceramente suyo,
Arthur James Balfour” (Jewish Virtually Library 1917).

Durante la década del ´20 las relaciones entre los dirigentes sionistas y británicos en Palestina se deterioraron, ya que se prohibieron nuevas emigraciones judías. A su vez los judíos palestinos se vieron obligados a organizarse para defenderse ante dos pogroms que fueron promovidos por los árabes y permitidos por los británico (Albiac 2006).

No obstante luego de la Segunda Guerra Mundial,  y lo que significó la Shoa u Holocausto Judío, los sionistas desarrollarán “(...) las tesis del llamamiento del año 1946 de la Conferencia Sionista Mundial para la resistencia contra el «Libro Blanco» británico de 1939. La guerra en Palestina ha comenzado” (Albiac 2006). Será en base a dos argumentos, la deuda histórica hacia una población exterminada y el riesgo permanente de una guerra civil en Palestina, por lo que la ONU buscará una solución a la “cuestión judía”.

En consecuencia, el sionismo verá su objetivo cumplido cuando: “Un primer plan de partición será esbozado en 1946, luego modificado en 1947. La formación de dos Estados, uno árabe y otro judío, sobre la antigua Palestina otomana es aprobada por la Asamblea General de la ONU el 14 de mayo de 1948” (Albiac 2006).

El sionismo tenía dos problemas desde un inicio, según Pedro Brieger:

“El primero fue que no intentó crear un Estado judío en regiones de Rusia y Polonia, donde sí había una mayoría judía y donde hubiera podido reclamar un territorio apelando al derecho a la autodeterminación de los pueblos. El segundo, que se propuso crear un Estado en un lugar en el que prácticamente no había judíos, y que no estaba deshabitado como muchos pensaban” (Brieger 2010: 21).

Relación del grupo de presión pro israelí con la Administración de Obama (términos generales)

En lo que se refiere a la relación del grupo de presión pro israelí con respecto a Obama, se debe manifestar que se puede dividir en tres momentos o contextos.

El primero hace referencia al proceso electoral que se observó durante el año 2008, el cual se extiende hasta el momento de su asunción. Allí Barack Obama, como la mayoría de los candidatos tanto Demócratas como Republicanos, se aseguraron el apoyo del grupo de presión respaldando la opción militar contra Irán, el paquete de ayuda a Israel de 2400 millones de dólares, a pesar de que la renta per cápita en Israel asciende  a 25000 dólares y a pesar del boom de la industria de alta tecnología. Luego de haber ganado las elecciones, llamó la atención su silencio con respecto a la invasión de Israel sobre la Franja de Gaza, denominada “Operación Plomo Fundido”.

El segundo momento hace referencia al establecimiento de “marcadores retóricos” (Walt 2009), como ha mencionado Stephen Walt. Estos “marcadores retóricos” fueron haber nombrado a George Mitchell como enviado en Medio Oriente, quien posee una reputación de imparcialidad, el hecho de no estar disponible  en una conferencia política de la AIPAC a la cual iba a asistir Benjamin Netanyahu (lo cual obligó que retrasara su viaje) y por último el discurso que brindó en Turquía, en marco de una gira la cual incluyó visitas a Arabia Saudita y Egipto, y no a Israel. En Abril del 2009 Obama decía ante el Parlamento Turco: “Los EEUU apoyan fuertemente el objetivo de dos estados, Israel y Palestina, viviendo lado a lado en paz y seguridad” (Marcus, 2009: 66). Sin embargo, Walt manifiesta que si bien son un cambio no representan una presión real sobre Israel.

El tercer momento está enmarcado por el caso Charles Freeman. El ex embajador Freeman había sido designado por la Administración del líder demócrata como Presidente del Consejo Nacional de Inteligencia. La cuestión giraba en torno a que
“(…) hace años que Chas Freeman lidera, en el seno del Departamento de estado y de la CIA, una corriente que promueve un reajuste de la política de Washington en el Medio Oriente a favor de los intereses nacionales de Estados Unidos. Freeman organizó la publicidad del libro de crítica de los profesores John J. Mearsheimer y Stephen M. Walt, contribuyó a la firma de los contratos petroleros entre China e Irán, organizó la invitación del presidente Ahmadinejad a la universidad de Columbia y, más recientemente, apoyó al enviado especial de la ONU en los territorios palestinos, Richard Falk.” (Mearsheimer 2009).

El grupo de presión pro israelí lo acusó de estar al servicio de los intereses sauditas y chinos, lo cual Freeman no podía desmentir sin revelar su papel en los servicios de inteligencia estadounidense (Mearsheimer 2009) por lo que renunció. Más allá de esto, el accionar del grupo manifestó su influencia sobre el gobierno, cuestión que han tratado de cubrir.

Un mes después de estos “marcadores retóricos”, Obama se reunió con los jefes de diferentes grupos judíos. Nuevamente Walt (Walt (a) 2009) hace tres lecturas plausibles: primero manifiesta que más allá que el mismo grupo de presión pretende restar importancia a su influencia, el solo hecho de que el Presidente de los EEUU tome tiempo de su agenda para reunirse con ellos es testimonio del nivel de influencia que ejercen en la política exterior en Medio Oriente. En segundo lugar, se manifiesta que existen dos visiones en marco del mismo grupo de presión israelí, ya que por un lado se tiene un ala dura que apoya la política de asentamientos en Cisjordania y por otro lado ha aparecido un grupo de individuos (pertenecientes a la agrupación J Street) que están a favor de la solución de los dos Estados y lógicamente están en contra de la política de construcción de asentamientos. Por último, ya se está comenzando a  debatir en distintos sectores la relación especial existente entre Israel y los EEUU, una discusión hasta hace un tiempo tabú.

 En este último punto influyó el caso Freeman y los nuevos medios de comunicación, ya que el mismo ex embajador se pronunció en contra del grupo de presión pro israelí a través de  un blog. El grupo de presión puede ejercer su influencia a través de los medios de comunicación, think tanks y academias sin embargo los blogs no pueden ser controlados y a través de estos la discusión está comenzando a  masificarse.

A EEUU se le hace cada vez más difícil sostener y fundamentar su apoyo a Israel, luego de que un grupo de comandos israelitas asaltara una flotilla de ayuda humanitaria que había zarpado desde Chipre hacia la Franja de Gaza, el 31 de Mayo de este año. Esta flotilla era una iniciativa de una organización no gubernamental turca, en la cual viajaban cineastas, sobrevivientes del Holocausto y ocho ciudadanos estadounidenses entre otros. El ataque se produjo a 70 km. de la Franja de Gaza, en aguas internacionales y murieron nueve personas. El silencio del gobierno norteamericano muestra nuevamente la influencia del grupo de presión, ante un Israel que a endurecido su política exterior hacia los países árabes. Esto ya ha sido manifestado en un paper anterior, donde la conclusión a la que se arribaba era la necesidad de medidas statoquistas o conservadoras con el fin de alcanzar mayor seguridad en vez de poder (Saba González 2010:11), lo cual se encuentra en sintonía con lo expresado por John Mearsheimer y Stephen Walt. La realidad muestra que los temores se han materializado, y el camino elegido por Israel y la postura que se está imponiendo en marco del grupo de presión pro israelí es el de confrontación.

Lo último se manifiesta en que a, comienzos de este mes el Presidente Obama está organizando una serie de conversaciones directas entre el Primer Ministro Benjamin Netanyahu y el Presidente Mahud Abbas para poner en marcha una vez más las negociaciones entre israelíes y palestinos. El objetivo de estas conversaciones será la creación de un “acuerdo marco” entre las dos partes el cual se aplicará por un lapso de diez años. Citando a Walt nuevamente: “Disculpe ¿pero no hemos visto esta película antes, y no es el último rollo un fastidio?” (Walt (b) 2010)

La propuesta es similar a lo que se estipuló en los Acuerdos de Oslo, luego en la Hoja de Ruta y posteriormente en la Conferencia de Annapolis. Pareciera que la estrategia del grupo de presión pro israelí e Israel y reproducida por los mandatarios de EEUU es formular conversaciones de arrastre,  aplazando las temáticas controversiales al futuro como son los asentamientos, refugiados, el status de Jerusalén y la creación de un Estado Palestino.

Por lo tanto la Administración Obama la cual se inició con una estrategia de acercamiento al mundo musulmán y árabe buscando erigirse como mediador en el conflicto palestino- israelí y la solución de dos Estados, ha sucumbido a la influencia de la política interna a través del grupo de presión pro israelí. Sin embargo,

” (…) es importante hacer una distinción entre el ala derecha que se arroga el derecho de hablar por todos los judíos de América y la actual población judía estadounidense, que no está detrás de ellas. Una cosa que se ha dicho los últimos meses es que desde el incidente flotilla de Gaza el discurso en Washington está cambiando, y que las grietas comienzan a aparecer en lo que en el pasado era un tabú contra las críticas de Israel y el papel de Israel en la política de EEUU.” (Malsin 2010)

Los israelíes reciben 3000 millones de dólares por parte de EEUU, en lo que se refiere a ayuda económica. Esta ayuda se desagrega en 1200 millones de dólares destinados a la economía propiamente dicha, y 1800 millones al sector militar. De esta manera influye en la construcción social de las identidades, ideales y valores del grupo y del mismo Estado Israelí, porque influye directamente sobre el contexto en la zona generando externalidades. De cualquier modo, lo que se debe tener en cuenta es cómo el grupo influyó en las decisiones de la Administración Bush en lo que se refiere a la creación del Estado Palestino a través de las ayudas económicas provistas al Estado Israelí.

De esta forma se ha recorrido un trayecto a través de los antecedentes del Estado de Israel, el grupo de presión pro israelí y el movimiento sionista, y el Estado Palestino.

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