miércoles, 20 de julio de 2011

De Hermanos Musulmanes y Crisis Europea

         Para el día de hoy he decidido tratar dos temas que se han instalado en los medios de comunicación. El primero hace alusión a una temática que en la segunda columna, allá por Mayo, habíamos señalado y era la consolidación en la escena política del Norte de África y Medio Oriente de los Hermanos Musulmanes. Lo segundo, es lo que se destacó al comienzo de la columna de la semana pasada, en la cual marcábamos un tema central en marco de la agenda internacional por su gravedad, persistencia e importancia, y que es la crisis económica a nivel mundial.

            En cuanto a la primera temática, para conocer con mayor profundidad a los Hermanos Musulmanes, podemos decir que es una organización islamista, por lo tanto es una organización política que cuenta con un ideario basado en el Islam. Fue fundada en 1928, siendo originalmente un grupo fundamentalista, pero en la actualidad es una organización de amplia base social donde los dirigentes han optado por una metodología no violenta en la Yihad mundial.

            El objetivo tradicional de los Hermanos Musulmanes es establecer un estado islámico en Egipto basado en la sharia y el rechazo a la influencia occidental en el país. En la actualidad, tienen posibilidades de ganar las próximas elecciones -en parte, debido a la debilidad de sus adversarios-, especialmente en Egipto y Túnez, pero la mayoría de los analistas anticipa que tratarán de compartir el poder, al menos en un primer tiempo. Se calcula que entre medio millón y un millón de los 80 millones de habitantes de Egipto son miembros o simpatizantes de la institución. Su popularidad deriva tanto de que Mubarak le concedió la condición de principal oposición a su régimen como de su acción social. Para ellos la religión y Estado son inseparables. Se encuentran ilegalizados y reprimidos desde 1954 por el presidente Gamal Abdel Nasser.

            La estrategia de la hermandad consiste en la creación de una especie de Estado paralelo, ya que al estar  imposibilitado para tomar el poder, la hermandad al igual que por ejemplo, el Hamás palestino y el libanés Hezbolá, se dedica a crear una red de servicios sociales (educativos, sanitarios, deportivos) que cubre las carencias del Estado central. La violencia, según los Hermanos Musulmanes, sólo es legítima para defender una tierra musulmana de un ataque extranjero. De hecho, en el 2001  Mohamed Al Hudaibi, entonces su portavoz, condenó a Bin Laden, Al Qaeda y los atentados del 11-S.

            Lo que habíamos dicho era que si  bien los Hermanos Musulmanes pertenecen al islam sunní e Irán es un país de islam chií, ambos comparten dos Estados, desde su perspectiva, antagonistas: EEUU e Israel. Entonces se podría producir el ingreso de Irán en la zona con mayor fuerza, lo cual generaría honda preocupación en Occidente.

            Javier Valenzuela, periodista del diario El País, ha manifestado que su evolución hacia el extremismo o la aceptación del juego democrático dependerá en gran medida de la salida de la actual revolución democrática egipcia. Si ésta triunfa, los Hermanos Musulmanes podrían integrarse e ir moderando su discurso y su política. En caso contrario, la tentación de la radicalización será muy intensa. Es una cuestión a seguir en los próximos meses, para ver como se comienza a configurar el poder en una región que aún se encuentra convulsionada, sobretodo por las situaciones en Libia y Siria.

            En lo que respecta a la segunda temática, nos vamos a centrar en el contexto europeo. Desde su comienzo, se ha dicho que algunos países europeos eran los peores preparados para enfrentar la crisis económica, lo cual se está comprobando con España, Italia, Portugal, Irlanda y Grecia. Aparte la zona euro se encuentra en peligro, lo cual ha llevado a los inversionistas a refugiarse en el oro, el cual ha alcanzado una cotización de 1600 dólares la onza.
           
            Observador Global planteó una serie de escenarios, los cuales pasamos a analizar. En primer lugar se plantea un escenario pesimista, donde tanto Roma como Madrid se ven obligados a pedir ayuda a sus socios europeos y al Fondo Monetario Internacional (FMI) para conseguir préstamos y así hacer frente a sus pagos. Pero la realidad marca que los intereses exigidos a Italia y España para pedir un préstamo a largo plazo siguen siendo demasiado altos.

            En el caso de Grecia, Irlanda o Portugal, los cuales no representan más que una pequeña parte de la economía de la zona, la situación es aún más apremiante. “Esto obligaría a los otros países a añadir dinero de forma considerable para aumentar su Fondo de rescate financiero, dotado actualmente con 440 mil millones de euros, en un momento en que el margen de maniobra presupuestario es limitado.”

            Por lo tanto, la unión monetaria podría estar en peligro con la salida progresiva de los países más frágiles. “Un economista alemán de renombre, el presidente del instituto Ifo, Hans-Werner Sinn, pidió abiertamente la salida temporal de Grecia de la zona euro para que no arrastre con ella a sus socios.” El think tank European Policy Center dijo que: “Lo impensable se convirtió en factible: la salida de un país de la zona euro, el final del euro e incluso la desintegración de la Unión Europea ya no son tabúes.”

            En el caso de un escenario optimista, los dirigentes europeos tomarían decisiones radicales. Otorgarían a Grecia un segundo plan de rescate, comprando una parte de su deuda “(…) en los mercados para reducir el peso de los intereses que tiene que pagar y le conceden tasas muy inferiores a las actuales.” Se buscaría reforzar el sistema de defensa anticrisis de la unión monetaria para evitar el contagio a España e Italia. Paralelamente, se hacen esfuerzos para acelerar la integración económica de la zona euro.

            Por el momento, los nuevos paquetes de ajuste significan recortes en las políticas sociales del gobierno, reducción de sueldos públicos y el desmantelamiento de conquistas laborales, lo cual significa que las consecuencias de la crisis la sigue pagando la población en general. Crisis que a los argentinos nos suena conocida, sino pensemos en el 2001, cuyo resultado fueron el Corralito y la salida tardía de la Convertibilidad, la cual terminaron pagando los ahorristas argentinos.

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