Analizaremos dos temáticas complejas, cuyas consecuencias aún no hemos observado por una razón lógica de que han sucedido hace poco tiempo. En primer lugar, vamos a hacer mención al atentado que se produjo en Noruega y sus implicancias en marco del contexto europeo. Luego vamos a observar la investigación que se inició contra Rupert Murdoch en Gran Bretaña, escándalo que ha sacudido al gobierno británico.
En cuanto al suceso del día Viernes en Oslo, capital de Noruega, habla de un fenómeno que se está expandiendo a lo largo de Europa. Tras haber reconocido ser el autor del atentado con coche bomba contra la sede del gobierno, y luego del tiroteo contra unos 600 jóvenes en la isla de Utoya, Anders Behring Breivik ayer compareció contra la justicia a puertas cerradas. Las distintas agencias de información apuntan a que se le puede imputar la figura delictiva de “crímenes contra la humanidad”, y condenarlo a 30 años de cárcel. La policía pidió la detención provisional de Breivik por una duración excepcional de ocho semanas renovables, el doble del máximo habitual.
El sospechoso afirmó que su objetivo era defender a Europa del marxismo y del Islam –principios ultraderechistas- y manifestó la existencia de “otras dos células” en su organización. Su padre, Jens Breivik, opinó que “(…) lo que debería haber hecho es darse la muerte en lugar de matar a tantas personas.”
Es trascendente entender el contexto doméstico de Noruega para intentar comprender la acción de Breivik. Actualmente gobierna una coalición que impulsa al líder del Partido Laborista, Jens Stoltenberg, la cual representa a la izquierda. El tiroteo en la isla de Utoya se explica en virtud de que, allí se estaba celebrando un campamento de la juventud del Partido Laborista.
Hay que señalar que la policía revisó el balance de víctimas mortales, reduciéndolo de 93 a 76, ya que el número de muertos en el tiroteo en la isla de Utoya bajó a 68, frente a los 86 que se estimaron en un principio. Y el del atentado con bomba contra la sede del gobierno subió a ocho, en vez de siete.
El doble atentado de Oslo, el cual fue de inspiración ultraderechista, sorprendió a la Unión Europea , ya que se consideraba como principal amenaza al terrorismo islámico, según el último informe de Europol, la agencia que coordina las actividades policiales y de seguridad en los Veintisiete. Se barajaba la posibilidad de que una célula fundamentalista estuviera detrás de los atentados por la presencia noruega en Afganistán, Libia o Sri Lanka, pero estas teorías se desecharon. Dos datos llaman poderosamente la atención: en primer lugar, que hasta el momento se baraja la posibilidad de que lo haya planificado y ejecutado de manera individual, lo cual generaría más paranoia; en segundo lugar, que el principal sospechoso es un nacional, por lo tanto la amenaza ya no es solo del exterior, sino también interna. Prueba de estas dos afirmaciones, es que el día de hoy se encontró una valija “sospechosa” en la estación de ferrocarriles en Oslo, y se decidió evacuarla. Resultó ser una falsa alarma.
Al principio del análisis decíamos que estamos en presencia de un fenómeno que se está expandiendo en Europa, pero que obviamente presenta matices. La ultraderecha ganó terreno en Suecia, Finlandia, Hungría, Bélgica, Bulgaria, Austria, Italia, Grecia y Eslovaquia, sobretodo luego de la crisis económica a nivel mundial.
Podemos nombrar una serie de ejemplos. La Liga Norte de Italia, partido del actual Primer Ministro Silvio Berlusconi, tiene en sus filas a Roberto Maroni. Éste ideo la práctica de devolver los barcos llenos de inmigrantes ilegales a Libia, pese a las protestas de la Cruz Roja y algunos obispos católicos. El 76% de los italianos se mostró a favor de estas medidas, que otros han tachado de xenófobas.
En Hungría, el Movimiento por una Hungría Mejor logró convertirse en la tercera fuerza política. El partido es claramente ultraderechista, asumiendo posiciones políticas antisemíticas y ataques a los gitanos, los homosexuales y hacia los inmigrantes.
En los Países Bajos, el Partido de la Libertad de Geert Wilders, consiguió el 15,5% de los votos. El grupo político defiende la registración de los ciudadanos por grupos étnicos, la restricción de los inmigrantes provenientes de los países árabes, la eliminación de apoyo estatal a los programas de lucha en contra el cambio climático, y la instauración de una norma que requiera el poder hablar flamenco para acceder a los servicios estatales.
El partido de los Demócratas de Suecia consiguió entrar en el Parlamento por primera vez, con 5.7% de los votos. El partido se destaca por su rechazo de multiculturalismo y asegura que todos los problemas de Suecia -y la crisis económica, en particular- son culpa de los inmigrantes. De manera paradójica, el partido ha logrado conseguir votantes musulmanes por su misma postura hacia los homosexuales.
Y como ya hemos analizado en otras columnas, en Francia, Marine Le Pen y su Frente Nacional implican un duro escollo para el Partido Socialista en las elecciones del año que viene.
Por lo tanto es un tema a seguir, sobretodo porque las consecuencias del avance de la ultraderecha aún no se han dimensionado. En Europa suelen existir brotes de xenofobia ante crisis económicas, pero esta parece que perdurará por un tiempo, lo cual genera cierta peligrosidad. Más si se tiene en cuenta la confusión entre islámicos y grupos fundamentalistas, que ya hemos tratado de aclarar.
En lo que se refiere a Rupert Murdoch, para entender la repercusión de este acontecimiento debemos ver quién es. Murdoch ha estado tres veces en la lista de la revista Times, como una de las cien personas más poderosas del mundo. En el 2010, la revista Forbes lo catalogó como la 13ra persona más influyente del mundo. Con una riqueza personal de US$7.6 mil millones es la persona número 117 más rica del planeta. Dueño del mayor grupo de medios de comunicación del mundo, nació en Australia el 11 de Marzo de 1931 –tiene 80 años-. Desde 1985 posee nacionalidad estadounidense, para poder ampliar sus inversiones en el país por encima de los 2 mil millones de dólares, algo que está prohibido para los que no son nacionales.
Es propietario de los estudios de cine 20th Century Fox desde 1986, y ha apoyado al gobierno de George W. Bush y la invasión de Irak y, desde los medios británicos se opuso férreamente al euro, ya que 1981 adquirió dos de los diarios más prestigiosos del Reino Unido, The Times y The Sunday Times.
Pero el escándalo de escuchas telefónicas ilegales amenaza con destruir el gigantesco imperio mediático con expansiones en tres continentes. En pocas palabras, investigadores privados pagados por el diario hackearon durante años las casillas telefónicas del entorno de la familia real, políticos británicos, de víctimas de crímenes y celebridades de los deportes de acuerdo a lo establecido por el periodista de Visión 7 Internacional, Francisco Ali-Brouchoud.
En el 2006 la Scotland Yard había acusado al editor de noticias sobre la Corona de News of the World, Clive Goodman, y al investigador privado Glenn Mulcaire por interceptar mensajes de voz de miembros de la Familia Real. Ambos fueron encarcelados en 2007. Pero el periódico continuó con estas prácticas, para así alimentar sus noticias que aparecían en sus publicaciones denominadas “tabloides”.
El actual escándalo afecta al gobierno del conservador David Cameron, porque su asesor de medios, el ahora detenido Andy Coulson, fue editor de News of the World. En marco de esta situación Murdoch no logró cumplir su principal objetivo estratégico: salvar el negocio de 20 mil millones de dólares que suponía el control total de BskyB, la fusión de Sky News con British Satellite Broadcasting.
Pero las consecuencias pueden llegar a ser de gran magnitud, más allá de lo meramente económico. Este escándalo, como mencionábamos arriba, trae implicancias al gobierno de Cameron, quien ya le ha soltado la mano a Murdoch, manifestando que sus prácticas no eran éticas. Desde lo empresarial, podemos estar en presencia de la disolución de uno de los más grandes conglomerados de la comunicación, quien desde hace tiempo se ha instalado como “el cuarto poder”. Prueba de ello es que Murdoch, conservador –por lo tanto republicano en los EEUU-, fue quien impulsó que Obama demostrase su partida de nacimiento, para así corroborar su nacionalidad.