En la última
columna hice referencia a que en la agenda doméstica, no la crisis económica
pero sí la economía propiamente dicha, se estaba instalando como tema central.
Por eso hoy vamos a tratar la primera cuestión que genera diversas
controversias, y es la inflación.
En primer lugar, nos vamos a poner
de acuerdo en lo que definimos como
inflación. Siempre partiendo de que estamos hablando de la Argentina , en economía
la inflación se denomina como el incremento generalizado de los precios de bienes
y servicios con relación al peso, sostenido durante un período de tiempo
determinado. Cuando el nivel general de precios sube, cada unidad de peso
alcanza para comprar menos bienes y servicios. Es decir que la inflación
refleja la disminución del poder adquisitivo de la moneda. Lo podemos ver en un
hipotético ejemplo: usted va al supermercado y con $100 compra 10 productos; si
va un año después y con ésos $100 puede comprar 8 productos, quiere decir que
su dinero ha perdido un 20 % su valor o ha existido un 20 % de inflación.
En un principio el término hacía
referencia al aumento de la cantidad de dinero en circulación, afirmando que la
emisión de moneda había sido inflada artificialmente por encima de las reservas
que la respaldaban. Sin embargo, el uso del término cambió gradualmente hasta usarse
de forma general para referirse al aumento en el nivel de precios que aparecía
como consecuencia de esa emisión, y finalmente para referirse al aumento de
precios en general como decíamos en un principio. En la actualidad se utilizan
tanto los conceptos de inflación monetaria como inflación de precios, para
diferenciar los procesos que dan origen a la subida generalizada de los
precios.
Por otra parte, la inflación puede
clasificarse en distintas categorías, de acuerdo a la magnitud de la subida de
precios. La inflación moderada se
refiere al incremento de forma lenta de los precios. Cuando los precios son
relativamente estables, las personas se fían de éste, colocando su dinero en
cuentas de banco. Las personas están dispuestas a comprometerse con su dinero
en contratos a largo plazo, porque piensan que el nivel de precios no se
alejará lo suficiente del valor de un bien que puedan vender o comprar. La inflación galopante, sucede cuando los
precios se incrementan a tasas de dos o tres dígitos de 30, 120 ó 240% en un
plazo promedio de un año, el cual pareciera ser el escenario al cual apunta
nuestro país. Por último, la hiperinflación, es una inflación anormal en exceso
que puede alcanzar hasta el 1000% anual. Este tipo de inflación anuncia que un
país está viviendo una severa crisis económica pues, como el dinero pierde su
valor, el poder adquisitivo -la capacidad de comprar bienes y servicios con el
dinero- disminuye y la población busca gastar el dinero antes de que pierda
totalmente su valor. Éste escenario tampoco nos es ajeno, ya que es el cual se
vivió a fines de la década de los ´80.
Una vez dejado en claro éste tema
conceptual, podemos adentrarnos en la situación específica de nuestro país.
Situación que presenta por lo menos tres particularidades. La primera, es que tenemos
dos índices de precios al consumidor –IPC-: el que difunde el INDEC -Instituto
Nacional de Estadística y Censos- y por otro lado, las consultoras privadas. La
segunda, es la disparidad que presenta una de la otra. Y la tercera, es que las
empresas privadas ya no pueden difundir sus datos libremente desde principios
del año pasado. Esto sucede porque la Dirección Nacional
de Comercio Interior –la cual es dirigida por el Secretario de Comercio
Interior, Guillermo Moreno-, amparándose el artículo 9 de la Ley de Lealtad Comercial –ley
que fue sancionada por la última dictadura, en mayo de 1983-, ha amenazado con sancionar a las consultoras
privadas con el pago de 500 mil dólares en concepto de multa. ¿Qué estipula el
artículo 9? Penaliza “(…) cualquier clase de presentación, publicidad o
propaganda que mediante inexactitudes u ocultamientos pueda inducir a error, engaño
o confusión respecto de, entre otras cosas, el precio y condiciones de
comercialización de bienes muebles, inmuebles o servicios”. Por esto, desde el
año pasado para evitar las multas, son los legisladores opositores quienes
difunden los datos de las consultoras lo cual ha originado la “Inflación
Congreso”.
La pregunta que asalta es cómo
llegamos a este contexto peculiar. Para comprenderlo debemos retrotraernos
hasta octubre de 2006, cuando la
Secretaría de Comercio de la Nación le solicitó a
Graciela Bevacqua, que conducía la dirección de IPC, los nombres de los
comercios que se encuestaban para calcular el índice de precios minorista.
Bevacqua se negó aduciendo que se lo
prohibía la ley de secreto estadístico. El 29 de enero de 2007 la directora, que
vale aclarar llevaba diez años en esa dirección, fue desplazada sin previo
aviso junto a numerosos técnicos de la dirección. En su lugar asumió una persona
vinculada políticamente con Guillermo Moreno, Beatriz Paglieri –actual encargada de la Secretaría de Comercio
Exterior-. Los empleados del instituto denunciaron entonces un cambio de la
metodología que no fue publicada ni discutida entre los técnicos. Para dicho
mes, el INDEC difundió un índice de 1,1 %. Sobre este dato, Bevacqua que ya no
trabajaba en el INDEC pero que sin embargo había supervisado la recopilación de
los datos, dijo que “era matemáticamente imposible” y estimó la inflación
mensual en casi un 2%. El que era Jefe de Gabinete en ése entonces, Aníbal Fernández, dijo en relación a la cuestión
de los números del INDEC: “Este verso que nos cuentan las encuestadoras
privadas es una gran mentira”. El diario Página/12 también defendió el proceder
de Moreno, al manifestar que: “Se diseñó una canasta más realista. (...) Antes
se medían hasta los viajes al exterior”.
Graciela Bevacqua
En abril de ése año, el fiscal
federal Carlos Stornelli, abrió una causa por violación y manipulación del
secreto estadístico, involucrando al secretario Guillermo Moreno, a la nueva
interventora Beatriz Paglieri y a Ana María Edwin, que a pesar de estar
sospechada en la causa, fue nombrada en julio directora del instituto por el
nuevo ministro de Economía de la
Nación , Miguel Gustavo Peirano y lo sigue siendo hasta
nuestros días. Un mes después se conoció el informe del fiscal Manuel Garrido,
de la Fiscalía
de Investigaciones Administrativa, donde se pedía al Procurador General de la Nación la separación de sus
cargos del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y de la directora
de Índices de Precios de Consumo del INDEC, Beatriz Paglieri, también por la
supuesta violación del secreto estadístico. Dicho informe se elevó al fiscal
federal Carlos Stornelli, y se lo adjuntó a la causa penal que Stornelli había
abierto ante el Juzgado de Canicoba Corral.
Durante el año 2008 las denuncias
por manipulación de los índices de precios continuaron y según ex miembros del
INDEC se llegó a contratar grupos de choque para intimidar y disolver
físicamente cualquier manifestación de descontento u oposición. Economistas,
industriales y agencias independientes estimaban que la inflación real
acumulada de enero a julio de 2008 superaba el 25%, en fuerte contraste con la
determinada por el INDEC en sólo un 5%. La mayor crítica al organismo se
conformaba en virtud de que las autoridades se rehusaron a informar sobre los
mecanismos de confección del índice. Su argumento es que se amparaban en el
art. 14 del Decreto 3110/70 que establece: Las declaraciones y/o informaciones
individuales no podrán ser comunicadas a terceros -aunque se trate de autoridades
judiciales o de servicios oficiales ajenos al SEN- ni utilizadas, difundidas o
publicadas en forma tal que permitan identificar a la persona o entidad que las
formuló. El juez federal Rodolfo Canicoba Corral declaró la
inconstitucionalidad de dicho artículo y ordenó allanar la sede del INDEC para
obtener la información citada. Esta resolución judicial fue confirmada por la Cámara Federal y la Cámara Nacional de
Casación Penal, hasta que llegó a la Corte Suprema de Justicia de Argentina. El máximo
tribunal hizo lugar al dictamen.
Por otra parte, el INDEC calculaba
siempre un índice nacional de inflación. Pero como las provincias empezaron a
advertir discrepancias importantes con sus propias mediciones, el Gobierno
decidió eliminar el IPC Nacional. Pero algunas provincias como Córdoba, Santa
Fe, y San Luis continuaron elaborando y difundiendo índices propios. Desde el 2009 a la actualidad el panorama no varió. De hecho, ése mismo año Amado Boudou, quien era en ése entonces Ministro de Economía, conformó un Consejo Académico de Monitoreo y Seguimiento del INDEC con cinco universidades nacionales. Poco después, las universidades denunciaron que el organismo les negaba información necesaria para el informe. Siempre digo que cada uno puede ser su propio organismo de IPC, ya que cada uno sabe qué compra y cuanto gastaba antes y cuanto gasta ahora.
Aquí vamos a parar y vamos a dejar
el análisis en stand by. Si se quiere hemos presentado el panorama desde un
plano político de la inflación. Para la próxima vamos a abordar qué produce la
inflación, las consecuencias que puede tener –positivas y negativas-, cuál
índice representa para cada uno la realidad y vamos a cerrar el tema.
Pero me gustaría dejarles un
extracto del artículo “Análisis de la reservas del BCRA” de finales de
Noviembre del año pasado para recordar cuál es mi pronóstico de la situación
económica de la Argentina. En
él decía que: La Argentina
tiene la tendencia a entrar en crisis aproximadamente cada diez años. Sino
recordemos la crisis a finales de la década de los 80´ -principio de los 90´- y la última en el año 2001. Lo llamativo es
que presentan características similares: comienzan con una escasez de dólares,
prosiguen con restricciones a la compra de dólares y terminan con devaluaciones
catastróficas y aumentos violentos en la tasa de inflación y serios problemas
en el pago de las deudas. Un panorama similar se está observando actualmente.
El por qué de estas crisis
responden a tres causas que históricamente se han repetido. En primer lugar, el
gobierno no tiene disciplina en el gasto o, cuando está en regímenes que le
permiten hacerlo, en la creación de dinero. En segundo lugar, porque el país
depende crucialmente de la exportación de bienes primarios y los precios de
estos productos son altamente volátiles, generando grandes abundancias cuando
estos precios suben en los mercados internacionales, y crisis cuando estos
precios bajan. Por último, porque los gobiernos, por razones políticas,
atribuyen el alto crecimiento que acompaña a los booms a sus sabias políticas,
y no se preparan para cuando el golpe inevitablemente venga con la caída de los
precios de los productos primarios, o para cuando ya no sigan creciendo como
crecieron en el auge del boom.
E igualmente se presentan otras
paradojas: la Argentina ,
que hace unos años presumía de tener una moneda más fuerte que el dólar, está
en crisis porque la gente, desesperada por conseguir dólares, está causando una
caída muy grande en las reservas de dólares del Banco Central y ha abierto un
mercado negro en el que los dólares valen 15 por ciento más que en el mercado
oficial.
Argentina esta en crisis PORQUE la gente esta desesperada por conseguir dolares o la gente esta desesperada por conseguir dolares PORQUE la Argentina esta en crisis? Nuestra moneda no vale nada y nuestro gobierno miente, la gente no es idiota y trata de protegerse como puede.
ResponderEliminarEstimado Anónimo, aún no pude hacer el análisis que complementa este por un tema de tiempo y porque he tenido que escribir de otros temas. Pero como lo dejo entrever en la última parte, la gente busca resguardarse en el dólar ante la crisis que se avecina -de alguna forma estoy de acurdo con lo que compartís-. Un saludo, gracias por comentar.
ResponderEliminarParece que ya llegó la recesión europea... a darle la bienvenida
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