Si pudiéramos señalar una región compleja en el mapa mundial, sin dudas Medio Oriente sería una de ellas. A la presencia de las potencias occidentales -a partir del 2001 en Afganistán y en el 2003 en Irak –y la denominada “Primavera Árabe”, existen una serie de actores como Israel, Palestina e Irán que hacen que el juego geopolítico sea aún más problemático.
El Lunes pasado se reunieron en la Casa Blanca Barack Obama –Presidente de los EEUU- y Benjamin Netanyahu –Primer Ministro de Israel- durante un lapso de dos horas. Allí estuvieron discutiendo sobre cuáles van a ser las próximas medidas a tomar con respecto a Irán y su plan de desarrollo de energía nuclear.
Si bien Obama dejó asentada su posición de buscar una solución pacífica, manifestó que “(…) su compromiso con la seguridad israelí es inquebrantable”. Lo cual se suma a las sanciones económicas que se le han impuesto al régimen de Ahmadineyad luego de su negativa de frenar el plan de desarrollo de energía nuclear y el asalto a la embajada británica, el último mes de Noviembre.
Esta manifestación de apoyo y endurecimiento de Obama se condice con el panorama electoral de los EEUU, quien el 6 de Noviembre elegirá por la reelección del actual Presidente demócrata o por la opción del candidato republicano, la cual todavía no se ha definido. Luego del Súper Martes parece que Mitt Romney asoma como el precandidato con mayor apoyo, pero Newt Gingrich y Rick Santorum aún continúan con aspiraciones. Pero, ¿qué relación guarda el apoyo que puedan tener los EEUU con Israel y las elecciones?
Los judíos tienen el mayor porcentaje de participación de votantes comparado con cualquier grupo étnico. Si bien la población judía es de seis millones de habitantes en los EEUU -alrededor de 2.3 % de la población total-, aproximadamente el 94% vive en trece estados importantes del colegio electoral. Al agregar a los no judíos pro Israel, principalmente a los denominados “(…) cristianos evangélicos, se puede inferir que su apoyo es significativo en la elección del Ejecutivo”. Siguiendo a García Valdecasas, los cristiano evangélicos “(…) engloban un amplio espectro de iglesias protestantes: luteranos, metodistas, baptistas, adventistas, etc., constituyendo el 25% de la población de EEUU. (…) El dato es más importante aún cuando se agrega que un tercio de ellos pertenece a algún grupo radical sionista cristiano”.
La relación entre estos dos grupos proviene de la creencia adventista de que la segunda venida de Jesucristo está próxima y tendrá lugar en un Israel poblado de judíos, para lo cual es central la conformación del Gran Israel. Entonces, los posibles candidatos tienen un incentivo para ser pro Israel, lo que refuerza el apoyo a ese Estado en el Congreso, ya que no hay beneficios teniendo una posición abiertamente anti Israel y los costos son considerables. Por un lado por la pérdida de contribuciones de campaña, y por otro por los votos de los judíos y no judíos. En definitiva, deben ser especialmente sensibles a las preocupaciones de los votantes judíos, por lo que se deduce que la política exterior del candidato seleccionado se verá influenciada por las promesas que se realizaron durante la campaña, tal cual observamos en la actualidad con Obama.
Aparte debemos señalar las siguientes relaciones entre: el grupo de presión pro israelí-derecha israelí, grupo de presión pro israelí-Partido Republicano, grupo de presión pro israelí- Neoconservadores, derecha israelí-Neoconservadores y Partido Republicano-Neoconservadores. Pudiendo inferir la relación derecha israelí- Partido Republicano, lo cual es significativo para la contienda electoral. Es más, Netanyahu ha radicalizado su discurso porque los republicanos norteamericanos -a los que apoya- también lo han hecho. “Los discursos antisiria y antiirán pueden hacerles ganar votos tanto a republicanos como a los representantes de la extrema derecha de Israel” y, en este sentido, los republicanos ya han intentado atacar a Obama con frases como que “ha vuelto su espalda” a los israelíes, o que si “Obama sale reelecto, Irán tendrá un arma nuclear”.[1]
Por su parte, Israel desde el comienzo del plan nuclear iraní –en el año 2008- viene anunciando un ataque unilateral y preventivo contra el Estado persa, ya que considera que el desarrollo de la energía nuclear tiene con fin la creación de armas nucleares. Sin embargo, los analistas –con los cuales concuerdo- descreen de un ataque solitario del Estado sionista, en virtud de que el contexto regional no le es favorable. Sobre todo luego de la “Primavera Árabe” –mediante la cual perdió a un aliado como Egipto- y del ataque a una flotilla de ayuda humanitaria que había zarpado desde Chipre hacia la Franja de Gaza, el 31 de Mayo del 2010, lo cual generó un distanciamiento con Turquía. Por lo tanto, estas amenazas son tomadas como un pedido de auxilio y apoyo a los EEUU, porque Israel no ve lejos un conflicto armado. Ya lo manifestó Netanyahu luego de la reunión: “Estados Unidos es grande y está lejos, mientras Israel es pequeño y está cerca de Irán... y por supuesto tenemos diferentes capacidades”[2], en referencia a la percepción de Obama con respecto a la controversia.
Pero, ¿por qué digo que es el conflicto que se avecina? Porque el discurso de lo mandatarios de los EEUU, Israel e Irán se han endurecido a partir de que se encuentran los tres próximos a elecciones. En Irán se celebraron la semana pasada elecciones legislativas, las cuales han tenido un resultado adverso para Ahmadineyad y que harán más difícil la gobernabilidad; en los EEUU ya lo hemos descrito; y en Israel se celebrarán el año próximo elecciones – en las cuales Netanyahu buscará su reelección-, y como representante de la derecha israelí, la cual es más dura - promociona la cultura judía, enfatizando el nacionalismo a través del culto a la bandera y al heroísmo de los hombres- su endurecimiento será lógico.
De esta forma ya empezamos a advertir una serie de signos que pueden derivar en un conflicto armado, el año próximo. ¿Por qué el año próximo? Porque los EEUU no se embarcará en un conflicto de éstas magnitudes en marco de la crisis económica y electoral en la cual se encuentra. Esto le dará cierto tiempo a Irán para replantear su posición o endurecerla aún más. Sólo el tiempo nos dirá que ocurrirá.




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