miércoles, 19 de octubre de 2011

Contexto regional y mundial actual

         Estamos en presencia de un contexto claramente complejo a nivel regional y mundial. A la crisis económica, que como ya he dicho domina desde el 2008 la agenda internacional, tenemos una serie de acontecimientos a los cuales hay que prestarle atención.

            En Sudamérica podemos enumerar cinco eventos. En primer lugar, la marcha de los indígenas bolivianos hacia La Paz, los cuales manifiestan su demanda de que se suspenda la construcción de una carretera que pasaría por TIPNIS - contra de la construcción de la carretera que cruzará el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure-. Al Presidente Evo Morales esto le supone un problema, ya que este proyecto es uno de los principales objetivos en su gestión. Se ve en la disyuntiva de proseguir con el mismo o perder el apoyo del movimiento indigenista, del cual el mismo ha surgido.

            En segundo lugar, en Chile las movilizaciones estudiantiles prosiguen con un paro de 48 horas. El día de ayer se formaron barricadas en la calle y se incendió un autobús público como forma de protesta, a lo cual le siguió un cacerolazo pacífico por la noche. Por el momento no se prevé una solución a corto plazo.

            En Brasil se ha abierto el debate en torno al rumbo económico que debe tomar el país. Tres problemáticas se asoman: la inflación que continúa creciendo, un desaceleramiento de la producción industrial –y hasta cierta retracción- y la suba de las importaciones. Esto ha llevado a la devaluación del real de 1.60 a 1.90 con respecto al dólar –apoyado por el Ministerio de Hacienda como Industrial-, pero ha generado la crítica del Presidente del Banco Central quien pretende “enfriar a la economía”. Es un tema que proseguiremos la semana próxima, observando cuales pueden ser las consecuencias para nuestro país en un contexto eleccionario. Por otra parte, Centroamérica se ha visto sacudida por las tormentas e inundaciones, lo que ha provocado un centenar de muertos y miles de desplazados.

            Por último, las declaraciones de la semana pasada del ex Presidente Tabaré Vázquez merecen una mención en este recuento. El que haya confesado que no descartó la posibilidad de iniciar un conflicto bélico con Argentina ante la creciente tensión por las diferencias con las plantas productoras de pasta de celulosa sobre el río Uruguay es, por lo menos, delicado. Cabe mencionar que posteriormente anunció su retiro de la actividad política, lo cual señala aún más la gravedad de los dichos ante la gran cantidad de críticas. Pero lo que agrava el contexto es que los EEUU ante la solicitud de una ayuda haya manifestado la condición de Uruguay de “país amigo y socio de Estados Unidos”, lo cual permite dos lecturas. Por un lado, la volunta norteamericana a involucrarse en asuntos sudamericanos ante una disputa que se manejó por canales diplomáticos, más allá de la escalada discursiva real; por otra parte, que no sería como mediador sino como apoyo a Uruguay, demostrando en una clara defensa de sus intereses nacionales enmarcados desde hace siglo y medio en la “Doctrina Monroe”: América para los americanos, entendiéndose a americano como estadounidense.

            La noticia central esta semana ha sido la el presunto complot por parte de Irán para asesinar al embajador de Arabia Saudita en Washington, y emprender una serie de atentados contra embajadas del mismo país y de Israel –también se manejó la hipótesis de que iguales objetivos se buscarán en nuestro país-. La mayoría de los analistas internacionales parecen acordar que, no es más que un ardid por parte de los EEUU para aislar aún más a Irán a nivel internacional.

            Hasta ahora toda la causa está sostenida sobre las declaraciones del único detenido, Mansur Arbabsiar, un ciudadano estadounidense de origen iraní que confiesa haber recibido órdenes de un primo suyo con alta responsabilidad en los Guardianes de la Revolución, el cual conjuntamente con la Fuerza Quds  -encargado de ejecutar las operaciones llevadas a cabo en el exterior de Irán- son señalados como los responsables. Según Joaquín Coniglio de GEIC: “La investigación dada a conocer el pasado martes, asegura que Arbabsiar intentó contactar a un miembro del cartel mexicano de Los Zetas, ofreciéndole un 1,5 millones de dólares para que asesinara al embajador saudí haciendo estallar una bomba en un restaurante de Washington”. En realidad este miembro de Los Zetas habría sido un agente de la DEA, quien conjuntamente con la CIA, están llevando a cabo una serie de operaciones denominadas “sting operation”: entrar en contacto con cualquier persona considerada sospechosa para inducirla a cometer un delito, proporcionándole los medios para lograrlo, y detenerla posteriormente atribuyéndose haber desbaratado un plan criminal. Se está considerando una serie de medidas, empezando por sanciones económicas y diplomáticas en marco del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

            ¿Por qué surgen dudas? En primer lugar se duda que la Fuerza Quds, reconocida por su nivel de sofisticación, se vea envuelta en una operación con las características que ha presentado esta. Los líderes iraníes han salido a desmentir categóricamente dicho plan, y hasta Riad ha sido cauto en sus declaraciones, ya que no se observa qué beneficio podría traer un atentado de esta magnitud a Irán. En segundo lugar, quienes se verían beneficiados serían un subconjunto de la población que ya se ha visto desprestigiado a  lo largo de los años, los neoconservadores, cuando plantearon un contexto similar en el año 2003 con Irak e Israel, quien teme el accionar de Irán en la región –sobretodo la derecha gobernante-. Dudo que Obama se quiera ver envuelto en un conflicto armado ante un actor como la República Islámica de Irán  en un año electivo, pero pareciera que estuviera tratando de desviar la atención del electorado, ya que la crisis económica está erosionando sus posibilidades de ser reelegido.

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