Para el día hoy íbamos a tratar el tema de la situación económica brasilera y cómo afecta a nuestro país, pero la vorágine con la cual se desenvuelve el sistema internacional nos obliga a dejarlo de lado, ya que otro tema se ha impuesto en marco de la agenda internacional. Este es el conflicto en Libia, y más precisamente el fin de la era Gaddafi, quien gobernó al Estado del norte de África desde 1969.
Hace exactamente una semana, el líder libio junto a su guardia personal huía con un convoy desde Sirte, la cual es su ciudad natal. Pero los satélites descubrieron esta maniobra y la caravana fue atacada desde el aire por un Predator – un avión no tripulado- de la OTAN y un caza francés. El ataque destruyó una decena de vehículos, y Gaddafi logró ocultarse en un desagüe, aunque finalmente fue descubierto por dos rebeldes de 21 y 22 años. Se lo subió al capó de una camioneta y fue exhibido como un trofeo de guerra. Al poco tiempo apareció con un disparo en la sien y otro en el estómago, el cual según los médicos, fue el que le produjo la muerte.
Las versiones oficiales eran que había recibido sendos disparos por el intercambio entre seguidores y opositores, mientras era trasladado en una ambulancia. Sin embargo aparecieron una serie de videos que contradicen esta versión, ya que en uno se lo ve a Gaddafi pedir clemencia mientras es golpeado por los rebeldes. La familia de Gaddafi estudia demandar a la OTAN por “crimen de guerra” ante la Corte Penal Internacional (CPI) según ha indicado su abogado francés Marcel Ceccaldi. La demanda apunta a los “órganos ejecutivos de la OTAN que fijaron las condiciones de la intervención en Libia”, a los responsables en la adopción de decisiones y a los jefes de Estado de los países de la coalición internacional que participaron en la operación militar. Lo que agrava dicha acusación es que el homicidio voluntario está definido como un crimen de guerra por el artículo 8 del estatuto de Roma de la CPI.
Así es que se abren dos aristas a tener en cuenta. En primer lugar, la ejecución extrajudicial por parte de los rebeldes hacia Gaddafi, la cual contó con la legitimidad e la OTAN y las potencias que intervinieron, abren el debate en torno al papel que han jugado dichos actores. A finales de Agosto señalaba que a pesar de las resoluciones del Consejo de Naciones Unidas - la 1970 que establecía una serie de sanciones económicas y la 1973 que establecía la zona de exclusión aérea- a la OTAN y los rebeldes les costó más de lo que suponían en un primer momento derrocar al gobierno de Gaddafi. Porque más allá del discurso de la organización internacional, el objetivo final ha sido ése, y es la gran crítica que se hace en estos momentos. La intervención fue muy evidente… Jorge Taina, ex Canciller de nuestro país entre el 2005 y 2010, en una entrevista para Visión 7 Internacional señaló que las resoluciones de la ONU –las cuales poseen fuerza legal de acuerdo al derecho internacional - han sido interpretadas y aplicadas de manera abusiva por los bombardeos reiterados: “Ha sido una ejecución extrajudicial que debe ser investigada”.
Algunos podrán opinar que ha sido un triunfo del pragmatismo, ya que un dictador que asoló a Libia durante 42 años, ha dejado de existir. No estoy de acuerdo. El pragmatismo -que hace referencia a dejar de lado la intransigencia en cuanto a ideales o cuestiones éticas y morales en pos de un objetivo-, el cual defiendo, en éste caso no fue tal. Se hubiese actuado de manera pragmática si se hubieran expuesto los intereses de las potencias de manera clara desde un principio, ya que ahora los valores que tanto defiende –democracia liberal, libre mercado, etc.- han sido salpicados por el apoyo de este asesinato extrajudicial. Como se dice de manera popular, el tiro le puede salir por la culata, ya que se expuso de manera clara que escondía intereses por detrás de esta intervención. Una vez que Gaddafi había muerto la OTAN manifestó que terminaría su misión el próximo lunes, como si el conflicto por arte de magia hubiera terminado. El CNT ha salido a pedir que se queden hasta fin de año, lo cual está por resolverse. Espero que el sistema internacional pueda reaccionar ante esto. ¿Cómo? Presionando para una mayor participación en marco del Consejo de Seguridad.
De esta forma es que, en segundo lugar, aparecen una serie de interrogantes hacia el futuro. Restablecer una Administración fuerte y unificada que controle la totalidad del territorio a la par que se construye una democracia no será fácil. Tampoco resultará sencillo que las armas y la legitimidad adquirida en el campo de batalla cedan el paso a la iniciativa civil, en especial si algunos grupos deciden continuar la lucha o aprovecharse de la falta de autoridad central. Hay una realidad, y es que en Libia se rompió el extraordinario carácter pacífico de los alzamientos democráticos árabes.
Por último el hecho de que Obama, Presidente de los EEUU, haya dicho que a fin de año darán por concluida la Guerra de Irak, habla a las claras de que se está preparando el terreno para intervenir nuevamente ante un actor importante en la región: Irán. La semana pasada señalaba que no será en el corto plazo, por lo menos no hasta que finalicen las elecciones presidenciales del año próximo, pero por lo pronto es un tema a tener en cuenta.
En conclusión, como señala Francisco Ali-Brouchoud
“Los acontecimientos globales de los últimos meses demuestran que Occidente ha realizado importantes avances en la administración de justicia en el campo del derecho internacional: en vez de largos juicios en los que se impone reunir evidencias y argumentar trabajosamente para demostrar la culpabilidad del acusado, se impone ahora su ejecución sumaria e inmediata, que Estados Unidos y sus aliados europeos realizan con fuerzas propias o tercerizadas, según convenga”.