Como anticipábamos la semana pasada, entre el 21 y 30 de Septiembre, la atención se encuentra en lo que es la reunión número 66 de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Y las miradas, tanto de los analistas como de los medios de comunicación, estuvieron puestos el día viernes en la solicitud por parte del Presidente de la Autoridad Palestina , Mahmud Abbas, del reconocimiento del Estado Palestino.
Ante el grito de “¡Basta, basta, basta!”, Abbas exhortó a una “Primavera palestina” y reclamó que son el último pueblo ocupado. Luego del discurso ante la AGNU , fue recibido en Ramala –Cisjordania- como un héroe, ya que pareciera que el pueblo palestino escuchó lo que deseaba escuchar.
Pero aquí aparece mi primer interrogante, ¿es realmente representativo este reclamo del líder de la OLP ? Como sabemos, tanto la Franja de Gaza como Cisjordania están separadas geográficamente como políticamente. Ya que en Gaza gobierna Hamas, mientras que en Cisjordania lo hace la OLP , a la cual representa Abbas -cuyo mandato expiró hace dos años-. Y no representa a la totalidad de los palestinos, porque la OLP limita la actividad política de Hamas en Cisjordania, lo mismo que implementa Hamas en Gaza con sus rivales de la OLP.
Justamente Hamas se opone al reclamo esgrimido la semana pasada, ya que consideran que Abbas no consultó con ellos la petición de adhesión de Palestina a la ONU , por lo que la caratularon de “unilateral”. Por lo que así aparece un segundo interrogante, ¿desean los palestinos un Estado en base a las condiciones que se plantearon? De acuerdo con la BBC , “(…) un 35% de los palestinos encuestados tanto en la Ribera Occidental –sinónimo de Cisjordania- como en Gaza, no aprueban la creación de un Estado Palestino independiente en las condiciones que las planteó Abbas”.[1]
Los temas que preocupan a este porcentaje de la población son tres. Primero que, más allá del reconocimiento del Estado, con ello no significará que desaparezca la ocupación - citan como ejemplo la invasión israelí en el Golán sirio y en el sur de Líbano, que se produjo entre 1982 y 2000, y el ataque contra Líbano en 2006-. A su vez, la OLP dejaría de ser el representante de todos los palestinos y por ende la diáspora vería limitada su expresión y la defensa de sus derechos. Por otra parte, “(…) el Estado Palestino no podría absorber a los millones de refugiados desde 1948 y se crearía un nuevo conflicto si varios ciudadanos intentaran regresar a los territorios de donde fueron expulsados, ya que muchos de ellos pertenecen hoy a Israel”.[2]
En cuanto a la posición adoptada por Israel, estuvo centrada en la solicitud de un diálogo bilateral, con el nuevo auspicio del Cuarteto –EEUU, Rusia, ONU y UE-. Este diálogo se enmarca en las conversaciones de arrastre, las cuales son convenientes para los israelíes, ya que cuentan con el apoyo de los estadounidenses. Apoyo que tiene su base en el accionar del grupo de presión pro israelí, más conocido como el lobby israelí, y se materializó en la posición del Presidente Obama quien reiteró su posición de “objetar muy categóricamente” el reconocimiento de un Estado palestino.
En definitiva, el Consejo de Seguridad de la ONU comenzó a discutir la petición de Palestina de ser admitida como miembro de pleno de derecho, en lo que representa la apertura de un proceso que puede durar semanas o meses y que está condicionado a la posibilidad de que palestinos e israelíes reanuden conversaciones bilaterales. Por lo que de los tres escenarios posibles que había pronosticado, el del medio fue el que se produjo –ni el más optimista, ni el más pesimista-. Este establecía que: “La OLP solicita la adhesión plena, pero el Consejo de Seguridad aplaza la decisión por varias razones, por razones de orden, por una propuesta de modificación del texto, postergándola hasta que se llegue a un acuerdo sobre las modificaciones, lo que concluye anulando al proyecto en su totalidad”. Examinándolo cautelosamente, podría decirse que la defensa diplomática de Israel rindió sus frutos, pero hay una cuestión a tener en cuenta: Israel, a nivel regional, cada vez está más aislado.
La posición de Egipto como de Turquía no lo benefician. En el caso de Egipto, desde la caída de Mubarak, era previsible que sería difícil para las fuerzas armadas a cargo del poder, sostener las mismas condiciones del impopular tratado de paz con Israel firmado en 1979, a cambio del cual El Cairo recibe de EEUU miles de millones de dólares anuales de ayuda militar. A lo que hay que sumarle el acontecimiento del viernes 9 de septiembre, cuando las Fuerzas de Defensa de Israel asesinaron a 5 guardias fronterizos egipcios durante un incidente con supuestos atacantes palestinos. Esto desató la furia en El Cairo, donde una multitud tomó por asalto la embajada de Israel. En cuanto a Turquía -miembro de la OTAN- las relaciones se han tensado a partir del asalto en aguas internacionales a la flotilla Mavi Mármara por fuerzas israelíes en mayo de 2010. La embarcación de bandera turca llevaba ayuda humanitaria a Gaza, y resultaron asesinados ocho ciudadanos turcos y un estadounidense de origen turco. El rechazo de Israel a pedir disculpas por este incidente llevó al gobierno del primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan a expulsar al embajador israelí en Ankara.
Unos días atrás concluía diciendo que era un tema a seguir, pero que las perspectivas no eran las mejores, pudiéndose generar en todo caso una radicalización de las partes. La radicalización ya se produjo: Netanyahu, Primer Ministro de Israel, había manifestado que no congelaría la creación de asentamientos en los territorios ocupados, porque así lo sugiere su electorado. En una clara muestra de esto, el día de ayer el comité regional de planificación de Jerusalén aprobó la construcción de 1100 nuevas viviendas para israelíes en Gilo, un barrio en la zona oriental de la ciudad que, según la ONU y la legislación internacional, es territorio ocupado. Tanto EEUU, la UE como la Autoridad Palestina han criticado el anuncio, lo cual se interpreta como una represalia por la petición de reconocimiento como Estado planteada por los palestinos ante la ONU. Es más, un grupo de diputados de la coalición de Netanyahu, han propuesto que Israel anexione todas sus colonias en territorio palestino y cree un Gran Israel. En una carta han recomendado utilizar “la crisis como oportunidad” para la anexión, que según ellos debería combinarse con la retención de los impuestos recaudados por Israel en los territorios ocupados.[3]
[1] Sbarbi Osuna, M. Los palestinos que se oponen a su propia independencia. Observador Global. Disponible en: http://observadorglobal.com/los-palestinos-que-se-oponen-a-su-propia-independencia-n31271.html.
[3] González, E. Israel aprueba construir 1.100 viviendas en zonas ocupadas de Jerusalén.El País. Disponible en: http://www.elpais.com/articulo/internacional/Israel/aprueba/construir/1100/viviendas/zonas/ocupadas/Jerusalen/elpepuint/20110927elpepuint_9/Tes.