miércoles, 30 de noviembre de 2011

Análisis de las reservas del BCRA

            En el día de hoy saldremos un poco de la temática en torno a lo internacional, para concentrarnos en el ámbito doméstico. La situación económica de nuestro país en medio de la crisis internacional, que como innumerables veces hemos dicho es el tema central en marco de la agenda internacional, así lo merece. Sobretodo si tenemos en cuenta que este año ha sido particular, en virtud de  de las elecciones.

            La Argentina tiene la tendencia a entrar en crisis aproximadamente cada diez años. Sino recordemos la crisis a finales de la década de los 80´  -principio de los 90´-  y la última en el año 2001. Lo llamativo es que presentan características similares: comienzan con una escasez de dólares, prosiguen con restricciones a la compra de dólares y terminan con devaluaciones catastróficas y aumentos violentos en la tasa de inflación y serios problemas en el pago de las deudas. Un panorama similar se está observando actualmente.

            El por qué de estas crisis responden a tres causas que históricamente se han repetido. En primer lugar, el gobierno no tiene disciplina en el gasto o, cuando está en regímenes que le permiten hacerlo, en la creación de dinero. En segundo lugar, porque el país depende crucialmente de la exportación de bienes primarios y los precios de estos productos son altamente volátiles, generando grandes abundancias cuando estos precios suben en los mercados internacionales, y crisis cuando estos precios bajan. Por último, porque los gobiernos, por razones políticas, atribuyen el alto crecimiento que acompaña a los booms a sus sabias políticas, y no se preparan para cuando el golpe inevitablemente venga con la caída de los precios de los productos primarios, o para cuando ya no sigan creciendo como crecieron en el auge del boom.

            E igualmente se presentan otras paradojas: la Argentina, que hace unos años presumía de tener una moneda más fuerte que el dólar, está en crisis porque la gente, desesperada por conseguir dólares, está causando una caída muy grande en las reservas de dólares del Banco Central y ha abierto un mercado negro en el que los dólares valen 15 por ciento más que en el mercado oficial.

            Así llegamos a la discusión en torno a las reservas del BCRA. El 31 de mayo del 2003, cuando asumió Néstor Kirchner, las reservas del BCRA eran de USD$ 11.087 millones. Al 31 de diciembre de 2009 llegaban a USD$ 47.967. Las reservas aumentaron en USD$ 36.880 millones. Hasta aquí se pueden presentar como datos positivos, ya que las reservas se multiplicaron 4,3 veces. Es más, Marcó del Pont –actual Presidente del Banco Central- argumenta que esas reservas no surgieron del endeudamiento, sino del comercio exterior, en virtud de más exportaciones que importaciones. Ah me olvidaba, no estamos contando los Fondos de las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP) que pasaron a manos de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES).

            Nos lleva a preguntarnos, ¿cuál fue el saldo de balance comercial acumulado entre 2003 y 2009? El acumulado fue de USD$ 93.131 millones versus un aumento de reservas de USD$ 36.880 millones. Si el gobierno hubiese generado confianza, hoy las reservas tendrían que estar por arriba de los USD$ 100.000 millones -los USD$ 10.000 de reservas que recibió Néstor Kirchner cuando asumió más el saldo de balance comercial (exportaciones menos importaciones)-, pero la gente decidió resguardar sus ahorros en dólares. Por lo tanto, están faltando USD$ 56.251 millones. Es cierto que hubo una crisis económica a nivel mundial desde el año 2008, donde se fugaron capitales en el período 2008-2009 por un valor de capitales por USD$ 37.217 millones, cifra inferior a los USD$ 56.251 millones que faltan. Hay que explicar dónde se fueron los USD$ 19.034 millones que faltan.
           
            Otra cuestión que no se ha mencionado es el pasivo del BCRA. Bien, se han acumulado USD$ 36.880 millones, pero los pesos en circulación pasaron de $ 20.757 millones en mayo del 2003 a $ 98.065 millones en diciembre del 2009. O sea, el pasivo creció 4,7 veces.

            Hace unas semanas atrás el panorama de esta semana ya era advertido por los analistas económicos. Adrián Ravier decía que:

               “Los analistas afirman que el gobierno reducirá la emisión monetaria para intentar controlar la inflación. Saben que esto los obligará a reducir el gasto público, para lo cual ya se habla de reducir gastos en subsidios. Amado Boudou, antes Ministro de Economía, ahora vicepresidente, ha manifestado su interés en acordar con el Club de París para volver a colocar deuda en el mercado internacional y para crear algo de confianza y reducir la fuga de capitales que sigue preocupando al Banco Central”.

            Esto viene a reforzar la idea de que uno hace este análisis, no porque sea “anti K” o pertenezca  a la “Opo”, sino porque hace un análisis objetivo de los datos y señala incongruencias que pueden tener un desenlace que ya conocemos. Por último, para aquellos que creen que las devaluaciones son la solución para cualquier cosa, se preguntan por qué Argentina no devalúa en este momento, ya que el gobierno ha dicho por tanto tiempo que las iniciales devaluaciones fueron las que llevaron a las altas tasas de crecimiento de los últimos años. No lo hacen por dos razones. Primero, porque estas tasas no se debieron a las devaluaciones sino a que subieron los precios de los productos primarios. Segundo, porque si devalúan, la inflación, que ya es de cerca de 30 por ciento anual, se aumentaría sustancialmente, con lo que la gente demandaría más dólares para protegerse de la inflación, causando aún mayores caídas de reservas, en un círculo vicioso sin otro fin que una tremenda crisis financiera al estilo argentino.

Nota: la mayoría de los datos estadísticos fueron obtenidos de la nota de Roberto Cachanosky: Argentina: “La acumulación de reservas, un fracaso presentado como un éxito”.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Grupo de presión pro-Israel y los EEUU. Su influencia en la política exterior de los EEUU respecto a la creación del Estado Palestino entre el 2001 y 2009

Estimados lectores: aquí les adjunto dos links donde pueden comprar mi libro. La temática es el "Grupo de presión pro-Israel y los EEUU. Su influencia en la política exterior de los EEUU respecto a la creación del Estado Palestino entre el 2001 y 2009". Algunos post aquí tratan la temática. Un saludo, José.

http://www.amazon.com/s/ref=nb_sb_noss/190-6362860-0381639?url=search-alias%3Daps&field-keywords=Grupo+de+presi%F3n+pro+Israel+y+los+EEUU&x=0&y=0

https://www.morebooks.de/store/es/book/grupo-de-presi%C3%B3n-pro-israel-y-los-eeuu/isbn/978-3-8465-6441-7

La crisis griega y del euro II

Aquí les dejo un análisis de Martín Krause en elcato.org, donde esboza una solución al caso griego. 
http://www.elcato.org/ensenanzas-argentinas-para-la-crisis-griega


Desde que se desatara la crisis griega las referencias a la Argentina se han multiplicado, incluso se sugiere aplicar similares soluciones. En algunos aspectos la situación parece similar: alto déficit fiscal y endeudamiento; tipo de cambio fijo; paquetes de ayuda que se suceden unos a otros; programas que se anuncian y no se cumplen. Las noticias del día pasan a ser el nivel de riesgo-país o el anuncio de algún nuevo ajuste, alguna propuesta de renegociación de la deuda o renovada ayuda externa, hasta que se termina.

Cuando se habla de una posible salida “argentina” a la crisis griega se piensa sobre todo en la devaluación, unida inevitablemente al default de la deuda pública. Las recetas de ajuste fiscal con mayores impuestos son recesivas, se entra en una espiral descendente de caída de la actividad económica, menor recaudación y menores posibilidades de pagar la deuda. Una devaluación, como pasara en el caso argentino, permite al estado pasar del déficit al superávit en poco tiempo. Por las siguientes razones: las exportaciones se hacen más baratas (hasta se puede cobrarles un impuesto dada la mayor rentabilidad relativa); las importaciones son más caras, esto mejora la ventaja comparativa y se reactiva la industria local por sustitución de importaciones. Además, aumentan los precios en moneda local pero menos que la devaluación de la moneda por la profunda recesión de la economía. Esto permite al estado aumentar su recaudación en dólares proveniente del impuesto a las exportaciones o de los aranceles a las importaciones, y esos dólares ahora significan una mayor recaudación en la moneda devaluada. Por otro lado, aumentan algunos precios locales pero no los salarios dada la recesión interna: el estado recauda más inmediatamente por el IVA y su gasto en salarios o jubilaciones no aumenta en tanto pueda demorar el ajuste.
El impacto en la población, por supuesto, es muy duro, el ajuste recae sobre todos no solamente sobre el sector público. En el caso argentino un ministro de economía perdió su cargo por proponer reducir salarios al sector público, luego vino otro que devaluó y, efectivamente, se los redujo a todos.
Ahora bien, en el caso argentino, si bien la devaluación significó romper todos los contratos y la violación descarada de los derechos de propiedad, por cierto que era más sencillo, tal vez, derogar una ley que fijaba la paridad cambiaria, que comenzar a emitir una moneda nueva y abandonar el Euro, como es el caso griego. Pero la solución argentina tuvo otro componente, que podría ser adaptado a este caso.
Grecia, más que actuar como Argentina, actuaría como una de sus provincias, tal como ahora es un estado dentro de la Unión Europea. Enfrentados con una fuerte restricción presupuestaria muchas provincias argentinas decidieron “emitir”. Claro que no podían emitir moneda, atribución que corresponde solamente al gobierno nacional, pero emitieron “bonos”, con los que pagaron las cuentas a fin de mes, en particular los salarios de los empleados públicos. Esos bonos, a diferencia de la moneda, tenían una fecha de vencimiento y pagaban una cierta tasa de interés.
El problema político que se presenta en estos casos es que el mercado en forma inmediata acepta esos bonos solamente con un descuento, lo que implica una reducción inmediata del salario de los empleados públicos. Reducirlos de una vez pondría a los empleados en la calle u ocupando los edificios públicos y al gobernador en una situación que no desea. Hacerlo por medio de bonos que se descuentan es lo mismo pero algo más indirecto. No obstante, tan solo hace falta ir a un supermercado para comprobar la reducción del poder adquisitivo por lo que es probable que los empleados públicos salgan a la calle igual. Para evitar esto, los gobiernos provinciales forzaron a los establecimientos comerciales a aceptar esos bonos a la par. Algo mejoró esto la situación para los empleados pero ellos no gastan solamente en los supermercados. Sobrevenida la devaluación, el Banco Central absorbió luego esos bonos provinciales, cambiándolos por nuevos emitidos pesos, algo que la autoridad monetaria ahora podía hacer al haber salido del cepo impuesto por la convertibilidad monetaria, por supuesto al costo de un golpe inflacionario.
Esto quiere decir que el costo de estas medidas recayó en parte en los empleados públicos provinciales, en los supermercados que no pudieron trasladar esos bonos a sus proveedores, y en buena medida en todos los argentinos vía inflación. Si el caso griego copiara esta solución, entonces Grecia emitiría bonos, pagaría sus gastos y luego esos bonos serían tomados por el Banco Central Europeo a cambio de recién emitidos euros. Los costos recaerían, en forma similar, en parte solamente en los empleados públicos y jubilados griegos y en mayor medida en el resto de los europeos vía inflación.
Pero no tiene porque ser así, aun cuando en parte tomara Grecia esta solución prestada. Uno de los grandes temas de esta saga es la resistencia o demora del gobierno griego para desprenderse de parte de sus activos (empresas estatales o propiedades públicas). Es comprensible que tales procesos llevan tiempo y el gobierno necesita pagar sus gastos y su deuda ahora.
Una alternativa posible podría ser que el gobierno griego emita bonos para pagar su deuda y su gasto con garantía en esos activos públicos, pero ahora convertibles en acciones en forma automática a su vencimiento. Supongamos que el bono emitido es a dos años, cumplido el plazo quien lo posea tendría la posibilidad de cambiarlo por una acción a su elección entre distintos activos públicos, la privatización seria automática. Los accionistas luego, tomarían a su cargo esos activos y deberían decidir su gestión en asambleas, las acciones cotizarían en la bolsa.
Para los apegados a las propiedades públicas esta alternativa le otorga dos años para resolver los problemas fiscales. Es cierto que bien podrían hacerlo aumentando impuestos, pero si algo iluminara a los griegos, lo mejores sería reducirlos y desregular la economía.


viernes, 25 de noviembre de 2011

La crisis griega y del euro

      El caso griego y la crisis en torno al euro, no hacen más que confirmar que el tema central en marco de la agenda internacional es la crisis económica a nivel mundial. Esto abre una serie de interrogantes en torno al país helénico, que pretenderemos contestar a lo largo del análisis. De esta forma comprenderemos cómo se originó la crisis, cuál ha sido el proceso, cuáles han sido las consecuencias para Grecia como para Europa y qué medidas se espera se tomen en el corto plazo.

     El origen de la crisis griega se puede explicar en base a dos causas. En primer lugar, la deuda privada, derivada del ingreso de Grecia a la Eurozona en el 2001 y la crisis económica a nivel mundial del año 2007, cuando en los EEUU se comenzaron a observar ciertos signos de dificultades. En ése momento la Reserva Federal comenzó a conceder préstamos que recayeron en bancos de países como Portugal, Irlanda, Grecia y España a tasas artificialmente bajas. Justamente estos países son los denominados PIG´s -o “cerdos”-, palabra que forman tomando la primera letra de su nombre en inglés, por la situación económica en la que se encuentran.

     En segundo lugar, la deuda pública, la cual se explica por la herencia recibida de la Dictadura de los Coroneles que terminó en 1974, los préstamos que permitieron la compra de material militar –préstamos otorgados principalmente por Francia, Alemania y los EEUU- y la organización de los Juegos Olímpicos del año 2004. Entonces la deuda helena comenzó a ser cada vez mayor, lo cual llamó la atención hacia comienzos del año 2010. ¿Por qué semejante deuda? Para financiar el gran gasto público que posee este país, el cual representa el 50% de su PBI. La situación empeoró cuando se descubrió que las gestiones anteriores habían ocultado los verdaderos datos macroeconómicos, información que fue develada por la gestión de Papandreu. 

      En números, la deuda griega alcanzó los 326 mil millones de euros a fines del 2010. El 12% está en manos del FMI y la UE, el 14% lo poseen los bancos griegos, un 15% está en los balances de bancos extranjeros, otro 15% lo tienen empresas helenas no financieras, mientras que el 44% restante está en manos de extranjeros, incluido el 12% que posee el BCE. En cuanto la exposición bancaria a la deuda griega, las entidades francesas acumulan 59 mil 400 millones de euros en estos títulos, los bancos alemanes, 40 mil 300 millones, los británicos, 12 mil 100 millones y las entidades portuguesas, 10 mil 700  millones.

      El por qué de este ocultamiento se basa en que un Estado para ser parte de la Eurozona –la cual, en la actualidad, se encuentra integrada por 17 de los 27 países miembros de la Unión Europea-, debe cumplir con cuatro requisitos fundamentales en virtud del Pacto de la Estabilidad y de Crecimiento: estabilidad de precios –una inflación anual no mayor a 2,7%-, tipo de interés alrededor del 7,8%, déficit de un 3% anual y una deuda pública que no fuera superior al 60 % del PBI. Justamente, estos dos últimos puntos son los que más comprometidos tiene Grecia, ya que durante las dos gestiones de Karamanlís los datos señalaban que el déficit era de un 3,7 % cuando en realidad era de un 12,7% y la deuda pública ascendía a un 127%. 

      La pregunta es, ¿cómo pudieron llevar a cabo semejante ocultamiento? La respuesta se encuentra en que utilizaron “derivados complejos”, dicho de otra forma, emitían deuda en una divisa diferente al euro lo cual no es obligatorio reportar a Bruselas, por lo que creció sin ser advertida. Cuando se supo la verdad, los mercados perdieron la confianza en la economía griega, la bolsa y la calificación de  su deuda comenzaron a declinar, la tasa de desempleo alcanzó el 15% y sus bonos pasaron a ser denominados “basura” – de alto riesgo-. Para  lograr mayor recaudación, se acordaron medidas como la disminución salarial de los funcionarios públicos en un 10%, un recorte del 30% del salario navideño, el aumento de la edad de jubilación desde los 61 a los 63 años, aumento del IVA como el impuesto de hidrocarburos, el tabaco y del alcohol. La consecuencia fue que los individuos salieron a manifestarse en las calles, por considerar excesivas las medidas adoptadas.

     El proceso que se inició con la deuda, continuó en abril del año pasado cuando Papandreu solicitó un préstamo ante la imposibilidad de sostener la deuda pública. El problema se deriva en que no existe en marco de la Unión Europea una cláusula que permita rescatar a otro Estado miembro, ya que de ésa forma se estaría actuando de manera contraria a lo que se pretende a través del Pacto: se estaría premiando la creciente deuda pública. Alemania era especialmente reticente a desembolsar la ayuda, porque le tocaría contribuir con la mayor parte y así lo manifestaba su opinión pública. Francia se mostraba más receptiva. 

      Finalmente llegaron a un acuerdo, y así Grecia se conformó en el primer país europeo en ser rescatado como consecuencia de la crisis financiera internacional, recibiendo un préstamo de 110 mil millones de euros. Este paquete, otorgado de manera conjunta por la Unión Europea -80 mil millones- y el FMI -30 mil millones- , acarreaba tres condiciones: se repartiría en un período de tres años, se reduciría drásticamente el gasto público y aumentaría los ingresos fiscales. Por lo tanto a las medidas ya adoptadas, se le unió un nuevo plan de ajuste por valor de 23 mil millones de euros y un plan de privatizaciones de 50 mil millones de euros adicionales. El objetivo: alcanzar un déficit de un 3% para el 2012, algo que se vislumbra complejo. 

        El temor que giraba alrededor de esta crisis era el efecto contagio a otras economías débiles de la zona –los PIG´s-, lo cual finalmente se produjo. Entonces ante la desconfianza del mercado, las tasas de interés subieron y el financiamiento se encareció. ¿De donde proviene ese financiamiento? De las economías domésticas alemanas y francesas, las cuales ante un incremento de la tasa de interés tienen el incentivo a depositar sus ahorros en los bancos que se encuentran en sus Estados, sacrificando el consumo actual por un mayor retorno en el futuro. Por lo que si Grecia entrara en cesación de pagos, los afectados serían estos accionistas.

      Una serie de datos económicos llevaron a especular con esta probabilidad, entre los cuales podemos nombrar que el déficit público de Grecia para este año alcanzará el 9,5% del PIB  -dos puntos por encima de lo comprometido-, y a pesar de que el crecimiento económico del PIB griego fue del 0,8% en el primer trimestre de 2011, por encima del 0,1% previsto por la Comisión Europea, el aumento del déficit público disparará la deuda pública griega de 2012 hasta el 166% del PIB. Entonces en septiembre se aprobó un segundo rescate de 160 mil millones de euros, basado en una serie de nuevos ajustes. Entre ellos se cuentan el aumento del impuesto a la propiedad inmobiliaria (de 0,50€ a 16€ por metro cuadrado), la reducción de los salarios públicos en un 15%, los jubilados menores de 55 años perderán un 40% del importe de sus pensiones y 30 mil funcionarios serán mandados a una “reserva” previa al despido o la jubilación –se sumarán a los 200 mil funcionarios que ya han sido despedidos anteriormente-.

      A fines de octubre, al observar que las exigencias que se le habían impuesto a Grecia no serían cumplidas, los miembros de la Unión Europea acordaron que los bancos privados le condonaran la mitad de la deuda –alrededor de 100 mil millones de euros-. Sin embargo, Papandreu declaró que en enero del 2012 se realizaría un referéndum entre la población para determinar si estaban de acuerdo con las nuevas medidas y planes de ajuste. Los líderes europeos se vieron sorprendidos por esta reacción, y amenazaron que si el “No” triunfaba – las encuestas señalaban que el 65% de la población votaría así-, Grecia debería abandonar el euro –el 75% de los griegos quiere mantenerse en el euro-. Esto derivó en que el Primer Ministro griego fuera convencido de no realizar el referéndum, dimitiera y formara un nuevo gobierno de unidad con la oposición. 

        Aquí se abren dos líneas de análisis. En primer lugar, la injerencia de los líderes europeos –Sarkozy y Merkel a la cabeza- en los asuntos internos helenos, ya que cuando sus intereses se vieron en peligro amenazaron con dejar caer a Grecia. Pero a no confundirse, si bien quieren salvar a sus entidades bancarias, también se ven presionados por sus ciudadanos que destinaron su dinero a los fondos de pensión y a los cuales no se les devolvería el dinero. Aquí aparece otro interrogante. ¿Quién es culpable de que Grecia no pueda devolver los préstamos que ha solicitado, de su gobierno que ha gastado de manera indiscriminada por años o de las potencias europeas que prestaban sin saber realmente si Atenas podría devolverlo? Es una cuestión a debatir, que no tiene una respuesta clara. Depende de la óptica desde donde se lo mire, de la interpretación que se haga, un contexto similar se vivió en nuestro país en el año 2001 con respecto al FMI. Por lo pronto, los principales perjudicados serán los ciudadanos alemanes y franceses, y los griegos que deberán soportar la carga de los recortes.

       En segundo lugar, se ha formado un nuevo gobierno griego de 100 días, ya que en Febrero habrá elecciones. Lucas Papademos, ex vicepresidente del Banco Central Europeo y ex gobernador del Banco de Grecia, ha sido nombrado como nuevo Primer Ministro. Esto surge fruto del acuerdo entre los dos grandes partidos, el socialista Pasok -hasta ahora en el Gobierno- y la oposición, el partido de centro-derecha Nueva Democracia, a los cuales se le sumó LAOS, un partido de extrema derecha. Un dato que no es menor: el nuevo gobierno fue elegido por el Parlamento, no por el pueblo, y la presencia de  LAOS significa el regreso de la extrema derecha a Grecia desde 1974. Claramente se han decidido por un tecnócrata en aquella materia que es el gran problema a resolver: la economía. Igualmente deberá estar acompañado de una serie de medidas políticas y sociales para sostener a una población que ya se ha mostrado reticente a los ajustes tendientes a la austeridad, y la cual solicita aún más gasto público porque no pueden resistir más recorte. No parece que esto último vaya a ser así, porque el nuevo Primer Ministro se ha rodeado de más tecnócratas, los cuales tienden a olvidar un componente importante en la ecuación: el pueblo. Sin embargo no hay que ser demasiado severos, ya que la crisis económica se deriva de una crisis política, por lo que se tuvo que recurrir a los tecnócratas.

        A las pruebas nos remitimos: Papademos reconoció, de acuerdo al diario El País, que si bien los ajustes habían empeorado la situación económica griega “(…) lo más urgente es salvar el plan del segundo rescate y lograr que Bruselas y el Fondo Monetario Internacional desbloqueen los 8 mil millones pendientes del primer plan de salvamento financiero, de 2010, para poder hacer frente a las deudas que vencen en diciembre. Este Ejecutivo interino también debe aprobar los presupuestos de 2012.” Por lo tanto Papademos buscará que el Parlamento vote los ajustes. 

      En cuanto al euro, el problema gira en torno a una palabra: desconfianza. Comúnmente cuando un país tiene problemas económicos internos, suele llevar a cabo una devaluación de la moneda, pero en el caso de Grecia esto no es posible, en virtud de que pertenece al euro. Volver al dracma permitiría a Atenas hacer devaluaciones competitivas para impulsar sus exportaciones que suponen el 10% del PIB, pero el golpe a la credibilidad del área de la moneda única podría desintegrar el euro. Los mercados interpretarían que se trata de un proceso reversible del que se puede entrar y salir, sin embargo, la Unión Monetaria Europea no prevé ningún mecanismo de abandono.

        Sin embargo, un informe jurídico elaborado por el Banco Central Europeo advertía en el 2010 sobre los efectos de este un escenario similar al cual se está observando actualmente: una secesión voluntaria de la zona euro supondría también la expulsión de la Unión Europea, ya que todos los miembros de la Unión deben ir integrándose, de forma progresiva, a la Unión Monetaria, a excepción de Gran Bretaña y Dinamarca, cuya adhesión a la UE establece explícitamente una cláusula para no adoptar el euro en sustitución de su moneda nacional. Entonces, hoy por hoy, abandonar la Unión Monetaria (UEM) “sin una retirada paralela de la UE sería legalmente imposible”, concluía el informe.

      Juan Ramón Rallo, economista español, ha señalado lo que se debería haber hecho desde un primer momento:

      “(…) Grecia tendría que haber entrado en el euro pero no en el Banco Central Europeo. La diferencia es clave: en Kósovo usan el euro pero sus bancos no tienen acceso al BCE para refinanciarse merced a la deuda pública de este Estado; en Panamá y Ecuador emplean el dólar pero no pueden acceder a la Reserva Federal estadounidense. Grecia debió de haberse eurizado pero no como accionista del BCE, sino como una economía que acepta pasivamente una moneda externa sobre la que no puede ejercer ningún control”. 

      En definitiva, y siguiendo a Rallo, la crisis económica helena demuestra que los países del euro también quiebran a pesar de todos los rescates europeos que se aprueben; que las finanzas públicas italianas se parecen de manera inquietante a las griegas y si siguieran la misma senda el país entraría en la misma dinámica analizada;  que la banca francesa, repleta de bonos griegos e italianos, podría hallarse en una situación delicada, y la solvencia de Europa depende de Alemania y de Francia. 


miércoles, 2 de noviembre de 2011

El ingreso de Palestina a la UNESCO

            El día lunes, la Autoridad Palestina logró lo que se considera una victoria diplomática en marco de la UNESCO -Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura- ya que ha sido reconocido como miembro de pleno derecho. La UNESCO es un órgano especializado, dependiente del Consejo Económico y Social de la ONU.

            Recordemos que el 23 de Septiembre de este año Mahmud Abbas solicitó ante la Asamblea General la adhesión de Palestina como Estado, conformándose así como miembro pleno de la ONU. Esta petición será discutida a partir del 11 de Noviembre por el Consejo de Seguridad, quien es el que tiene la última palabra. La solicitud generó el apoyo de EEUU a Israel, quien reclama que la solución debe ser alcanzada a través de las negociaciones bilaterales, manifestando que usaría el veto ante una eventual aprobación.

            Esta decisión en el contexto de la UNESCO, no hace más que complejizar el panorama del conflicto palestino-israelí. En primer lugar, la AP buscará la inscripción de ciudades como Belén, Hebrón y Jericó, enclavadas en territorio ocupado por Israel en la lista del Patrimonio de la Humanidad. De esta manera los palestinos estarían a cargo de su protección y preservación como así también la comunidad internacional, lo cual se puede entender como un reconocimiento implícito de su posesión. Por otra parte, recibiría asistencia económica para dicho cuidado. Con el aval recibido ahora Palestina apunta a ingresar a otros 16 organismos más, entre los cuales se encuentran la Organización Internacional del Trabajo, la Unión Internacional de las Telecomunicaciones y la Agencia Internacional para la Energía Atómica.

            Tanto EEUU como Israel se han encolumnado para realizar fuertes críticas a esta decisión y las acciones no se han hecho esperar. EEUU ha quitado el apoyo económico al organismo –que representa un 22% del total, o sea 70 millones de dólares- porque una ley aprobada en los años noventa obliga a la Administración norteamericana a suspender su contribución económica a cualquier organismo de la ONU que admita a Palestina. Israel ha actuado de la misma forma –entre ambos representan la cuarta parte de la colaboración económica-. También ha insistido en la necesidad del diálogo bilateral, para de esa forma alcanzar la paz. Amos Gilad, quien ha sido el negociador israelí con la AP, ha recalcado esto en una entrevista otorgada al diario El País.

            Por otra parte el Gobierno israelí ha aprobado acelerar la construcción de 2000 nuevas viviendas en Jerusalén Este y en los asentamientos judíos de Maalé Adumim y Gush Etzion, situados en el territorio ocupado de Cisjordania. Como también  ha decidido congelar de forma temporal el envío de fondos a la AP, las cuales son tasas y aranceles que, en virtud de los Acuerdos de Oslo, recauda Israel para traspasarlos a los palestinos.

           Como se puede apreciar la situación es compleja, y más aún si analizamos cómo fue la votación. Entre los 107 votos a favor que obtuvo la adhesión se encuentran Estados como Brasil, Rusia, China y la India –el denominado BRIC-, la Argentina y Francia. Tres los cinco miembros del Consejo de Seguridad han aceptado que Palestina sea reconocido como miembro de pleno derecho en un organismo de la ONU. Entre las 52 abstenciones se encuentran Reino Unido e Italia; y entre los 14 votos negativos se encuentra EEUU, Israel, Alemania y Canadá. Por lo tanto, los otros dos Estados miembros del Consejo de Seguridad han votado en contra, lo cual marca que las discusiones serán difíciles. Pero recordemos que los cinco miembros del Consejo poseen el derecho a veto…

          Ahora resta determinar cuál será el papel de EEUU y la comunidad internacional en general. En cuanto a EEUU, sigo insistiendo que apoyará a Israel ya que el poderío del grupo de presión pro israelí así lo indica. Más si tenemos en cuenta que estamos en tiempos electorales, y los judíos tienen el mayor porcentaje de participación de votantes comparado con cualquier grupo étnico. Si bien la población judía es de seis millones de habitantes en los EEUU (alrededor de 2.3 % de la población total), aproximadamente el 94% vive en trece estados importantes del colegio electoral. Al agregar a los no judíos pro Israel, principalmente a los denominados cristianos evangélicos, se puede inferir que su apoyo es significativo en la elección del Ejecutivo, por lo que no creo que Obama se arriesgue a perder tal caudal de votos. Los cristianos evangélicos engloban un amplio espectro de iglesias protestantes: luteranos, metodistas, baptistas, adventistas, etc., constituyendo el 25% de la población de EEUU. El dato es más importante aún cuando se agrega que un tercio de ellos pertenece a algún grupo radical sionista cristiano.

      La relación entre estos dos grupos proviene de la creencia adventista de que la segunda venida de Jesucristo está próxima y tendrá lugar en un Israel poblado de judíos, para lo cual es central la conformación del Gran Israel.
       
       En lo que respecta a la comunidad internacional, soy escéptico a las decisiones que puedan llegar a tomar. Recordemos que el problema se inició cuando la misma comunidad estableció la partición de Palestina y la creación del Estado de Israel en 1947. Para alcanzar una solución y de esta forma la paz, ambas partes deberán dejar de lado a aquellos grupos extremistas –la derecha en Israel y Hamás en Palestina-, para de ésa manera encontrar un punto de acuerdo. El tema es que la derecha es la que gobierna actualmente en Israel, y Hamás quien gobierna en Gaza, por lo que la solución está lejos de verse.